En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

jueves, 12 de septiembre de 2013

El olor de la noche – Andrea Camilleri




El olor de la noche (Serie Montabano, 8)


          Conforme van pasando las horas, la noche va cambiando de olor. Y conforme pasan las páginas, algo va oliendo a chamusquina para el comisario Montalbano, que comienza esta novela en un estado de placidez considerable, sin otro problema que reducir al pobre abuelo que irrumpe, armado, en el chiringuito financiero que le ha birlado sus ahorros.
          Lo que ha ocurrido es la típica estafa piramidal: se captan fondos y con cargo a esos mismos fondos se pagan unos intereses astronómicos, que se dicen provenir de acertadas inversiones, lo cual atrae nuevos incautos, hasta que llega un momento en que el listillo de turno se da a la fuga con los ahorros de toda la caterva de ingenuos ambiciosos que pasan a ser víctimas. El asunto es aburrido para un policía como Montalbano, pero tiene la suerte de que ha sido asignado a otro policía de Montelusa, así que poco deben hacer en Vigàta: colaborar en esclarecer cuál de las dos hipótesis es la correcta: a) el estafador está rascándose la tripa en una playa polinesia b) el estafador está muerto por contarse, entre los estafados, algún mafioso.
          Cuál sea la verdad, a Montalbano no le preocupa demasiado, pero poco a poco se va implicando, porque ya sabemos que lo mueve más la curiosidad que el afán de justicia, aunque no renuncie nunca a la justicia poética.
          La historia en sí es bastante breve, y, a diferencia de otras, con un número tan escaso de personajes que es bastante fácil adivinar el final, como si Camilleri no se hubiera matado demasiado (aunque se basa en un caso real, lo cual condiciona las cosas) y eso que se permite cierta concesión, muy superficia, a Faulkner. Los únicos personajes relevantes son el estafador prófugo y los tres empleados que había en el chiringuito de Vigàta: un chico y una chica jóvenes (ella, cómo no, guapísima) y una señora ya entrada en años, uno de esos personajes cuyas debilidades humanas forman parte de la “marca Camilleri”. Con esos elementos enseguida se alcanzaría el desenlace, de no haberse intercalado, como es habitual, episodios de la historia personal del comisario. Los preparativos de boda del mujeriego Mimì, sus relaciones con Livia, el hijo adoptado que no lo fue, sus manías, el tema gastronómico que en esta ocasión apunta a la glotonería y, también, las malas relaciones con el nuevo jefe superior, que intenta buscarle las cosquillas. Todo lo cual permite mostrar a un comisario muy intuitivo en sus investigaciones y, en lo personal, cada vez más exagerado en sus reacciones.
          La extravagante forma de ser de Montalbano, su impaciencia, la cara dura con que afronta la vida, su despreocupación respecto a los formalismos y su insumisión al poder es la forma en que el humor se introduce en la novela, junto al que arrastran tras de sí personajes más o menos obsesivos: Mimì y su permanente estado de celo, Catarella y su incompetencia casi absoluta, y Fazio con su eficiente amor propio. Resulta repetitivo para quien ha leído las anteriores novelas de la serie, sin duda, pero quizá haya que plantearse que en estos casos el lector quizá no busca novedades, ni tan solo entretenimiento, sino solo la compañía de unos personajes a quienes ha cogido cariño.


4 comentarios:

  1. "Resulta repetitivo para quien ha leído las anteriores novelas de la serie, sin duda, pero quizá haya que plantearse que en estos casos el lector quizá no busca novedades, ni tan solo entretenimiento, sino solo la compañía de unos personajes a quienes ha cogido cariño."

    Totalmente de acuerdo con ello, aunque de vez en cuando nos topamos con algunas sorpresas, jejej.

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  2. Las "series" son repetitivas. Es inevitable. Por eso, en el momento en que los personajes comienzan a resultar pesados, es mejor dejarlo ahí. Con Montalbano no me ha pasado, eso es cierto, pero con algún otro estoy en el límite.

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  3. Gran reseña! Estoy muy de acuerdo con las impresiones que relatas, aunque para mi caso que era la primera vez que topaba con Montalbano y Camilleri no ha resultado tan repetitivo.

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