En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 25 de julio de 2022

Verdades enterradas - Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt

 



Serie Sebastian Bergman, 7


          El título es un juego de palabras. Una verdad enterrada es un secreto, pero además el término «enterrado» bien puede aludir a que el secreto es el cuerpo de una persona «enterrada» en la tierra o en el recuerdo; y, claro está, el término «enterrado» es también una invitación a desenterrar.

La séptima entrega de la serie de Sebastian Bergman ha tardado casi tres años en ser publicada, toda una eternidad comparada con las anteriores. No sé si la dilación ha sido calculada o consecuencia de las correrías de cada uno de los autores, pero en cualquier caso ha venido bien, porque el lector se enfrenta a un entorno tan cambiado que el tiempo literario parece haber corrido parejo al tiempo entre novelas. Y es que Sebastian Bergman ya no trabaja para la unidad de homicidios, ni Torkel la dirige, y Vanja, que ha sido madre, es la nueva jefa de la unidad. La vida de todos los protagonistas ha cambiado tanto que tamaña mutación bien justifica un gran lapso temporal.

Ni que decir tiene que con el comienzo de la novela algo sucede, un crimen, que obliga a la unidad a actuar, pero a estas alturas ya sabemos que sus casos son apasionantes pero son también una excusa para profundizar en las turbulentas vidas de los personajes habituales y en las relaciones entre ellos. Un crimen, digo. O más bien, como también es habitual, una secuencia de ellos que vuelven majaretas a los investigadores porque, aparte del modus operandi, no parecen tener conexión. Averiguar quién es el malo de turno no es el motor de la acción, porque la duda se disipa pronto; en ese momento parece que la novela coquetea con las road movies, porque parece que el interés se desplaza a si serán capaces de pillarlos antes de que continúen los desaguisados; pero como Hjorth y Rosenfeldt siempre tienen en la manga tantos ases como precisen, el lector se maravillará con la brillantez de las piruetas con que, con naturalidad, consiguen enlazar este nuevo caso con datos y traumas que proceden de las novelas anteriores.

La capacidad de Hjorth y Rosenfeldt  para hilar historias atractivas dosificando la información es increíble. Magistral. Unamos que la redacción, sin ser un prodigio de forma porque no busca la belleza es correctísima y muy eficaz, y el resultado es otra novela que el lector lee con avidez desde la primera letra hasta el punto final, momento en el que se pregunta si la siguiente novela de la saga estará ya a la venta.

Pero aún no. Habrá que esperar. Y promete dar mucho juego porque la sorpresa final de Verdades enterradas es monumental. De las mayores de la saga, y mira que las ha habido intensas

Tan atractiva y adictiva como la que más de las anteriores novelas de la saga. No puedo decir más sin desvelar demasiado.




viernes, 22 de julio de 2022

Los juegos de Mastropiero – Carlos Núñez Cortés

 


Les Luthiers han sido mucho más que músicos y humoristas. Las inquietudes de casi todos sus miembros les han llevado a explorar terrenos alejados de la mezcla de humor y música –con sus peculiares instrumentos- que hace ya décadas les dio una fama que perdura más allá de la muerte de dos de los luthiers más queridos por el público: Daniel Rabinovich y Marcos Mundstock (dos de los cuatro miembros iniciales del grupo en 1967, junto al fundador, prematuramente fallecido en 1973, Gerardo Masana, y el todavía en activo Jorge Maronna). Carlos Núñez Cortés es un «casi fundador», porque se incorporó al grupo en 1969, y es un ejemplo perfecto de las inquietudes que he señalado: excelente cómico, compositor y músico, y ya podéis ver que también escritor y/o analista, porque en este libro examina el humor de Les Luthiers recorriendo el uso o no por el grupo de diversos recursos humorísticos. En sus páginas deja ver una capacidad intelectual impresionante, una capacidad entregada al arte de gozar del intelecto, y que le llevó a usar un seudónimo en Internet para alentar juegos –algunos endiablados, por la mezcla de habilidad y de «erudición luthierana» que exigían- entre los más fervientes seguidores del grupo.

El libro parece largo, pero se lee pronto por su agilidad y, también, porque como la erudición de la mayoría de los lectores no da para resolver todos los acertijos y juegos que plantea, lo más cómodo es irse al largo apéndice final a mirar la solución, que suele ser divertida.

Pero, como dijo el dermatólogo, vayamos al grano: el humor de Les Luthiers, como se advierte en las primeras páginas, ha resistido el paso del tiempo porque no está vinculado a actualidad alguna, política o social, sino al uso del lenguaje, que es algo intemporal. Cualquiera que haya visto actuar al grupo (quien no lo haya hecho, puede conformarse con Youtube) sabe de su habilidad para jugar con el doble sentido de las palabras, con los equívocos, con los signos de puntuación y, cuando la herramienta humorística son las frases hechas o la deriva normal de las conversaciones, con las expectativas del público. Muchos de los mejores momentos del grupo aparecen en este libro clasificados y explicados por uno de sus más destacados miembros, al tiempo que, de pasada, deja caer algunas cosillas que reflejan el modo de trabajar de Les Luthiers y cómo eran las relaciones entre ellos.


Tuve ocasión de verlos en directo hace ya bastantes años, en un espectáculo para recordar siempre por cómo nos reímos una y otra vez las cerca de mil personas que debíamos de llenar el recinto; y los vi en directo, por última vez, en marzo de 2020, unos días antes del «cierre pandemial», cuando pude comprobar que la marca Les Luthiers ha tenido tanto éxito que nuevos integrantes han ido sustituyendo a los antiguos que han causado baja debido a la muerte o la edad. De los fundadores solo queda Jorge Maronna y el «casi fundador» Carlos López Puccio (incorporado al grupo en 1971). Este modo de sobrevivir no me acaba de gustar , porque parte de la esencia de Les Luthies estaba en la idiosincrasia de cada uno de sus miembros y en el modo en que construían los espectáculos, todo ello consolidado por décadas de trabajo y amistad; los nuevos lo hacen muy bien, son magníficos, pero, qué remedio, se limitan a interpretar los números antiguos. Son intérpretes. Pero los Luthiers originarios eran a un tiempo intérpretes y creadores de los números y de sí mismos. 

        En resumen: un libro para disfrutar despacito de Les Luthiers y, también, para que disfrute cualquiera que vea en el idioma una oportunidad para el humor.





jueves, 14 de julio de 2022

El futuro recordado – Irene Vallejo

 


No hace mucho que hablé aquí de Alguien habló de nosotros, el libro de Irene Vallejo publicado por Contraseña que recopilaba algo así como un centenar y medio de atinadísimos artículos en el Heraldo de Aragón. El futuro recordado, título que también alude a que no hay futuro que sea distinto del pasado -pues la modernidad ha cambiado la tecnología, pero no los problemas- contiene otros tantos artículos en el mismo medio y un par de textos más, entre ellos el magnífico discurso de inauguración de la Feria del Libro de Zaragoza de 2019.

Los dos libros son una joya gracias a la lucidez de Irene Vallejo, a la concisión con que plantea los asuntos y al modo en que hace reflexionar. Merece la pena tenerlos, conservarlos y releerlos de vez en cuando.

La estructura, lógicamente, es la que ya conté en aquella otra reseña: un artículo por página que trae a colación algún tema del presente –de la actualidad mediática o no- para a continuación hacernos ver, con tono agradablemente ligero pero no superficial, que ya en tiempos de los clásicos se habían planteado los mismos problemas y que los seres humanos o no tenemos remedio o nos cuesta recordar cuál es. La mayoría de los artículos terminan con un juego de palabras que también invita a la reflexión a la vez que deja un regusto humorístico. Y es que si algo tienen los tres libros que he leído de Irene Vallejo es una pátina de humor que surge de la comprensión de las debilidades y de la divertida contemplación de cómo las personas, que tan inteligentes y avanzadas nos creemos, nos empecinamos, siglo tras siglo, milenio tras milenio, en atascarnos en las mismas dudas y en tropezar en las mismas piedras.




lunes, 11 de julio de 2022

El gran golpe – Dashiell Hammett

 


Lo reconozco: no había leído nada de Dashiell Hammett (1894-1961), autor de El halcón maltés y uno de los más celebrados y reconocidos padres de la novela negra. Precisamente el término «negra» no aludía, en aquellos orígenes, a la comisión de crímenes sino al mundo del hampa. La novela negra era aquella que contaba ese entorno y la vida de los criminales; investigar el delito (que en realidad no paraban de sucederse) era lo de menos, y lo importante era el delincuente; por eso la policía pintaba entre poco y nada –además, en aquella época tenía demasiado poco prestigio para elevar a ningún policía a la condición de héroe literario- y los protagonistas cuando no eran los delincuentes eran los detectives privados que se codeaban con ellos con un pie en cada lado de la frontera entre legalidad e ilegalidad.

Dicho lo cual, tampoco ahora puedo presumir de conocer mucho al señor Hammett, porque El gran golpe es una novelita que no llega a las cien páginas y que se lee en una tarde.

A qué alude el título es evidente: a un monumental atraco. Tanto que su ejecución precisa de tal ejército de delincuentes que la desaparición de unos cuantos incrementará sustancialmente el botín del resto. 

El protagonista, un detective obeso que se comporta como si fuera inmune a los balazos, se ve en situación de husmear en el asunto y, un seguimiento por allá, una conversación pillada al vuelo por acá, acaba atando algún cabo que otro y provocando que la novela se transforme, en su segunda mitad, en una novela de acción con un final inteligente y que deja un sabor agridulce y una sonrisa torcida en la boca.

La escritura, ágil y concisa, está plagada de nombres que a estas alturas y por sí solos resultan evocadores.

Para pasar una tarde o una mañana entretenidos con uno de los grandes de la novela negra. 




jueves, 7 de julio de 2022

Imágenes en acción – Terry Pratchett

 



Utilizar el Mundodisco para parodiar nuestro Mundobola, eso es lo que hace Terry Pratchett, que en esta ocasión casi cambia a los magos por los alquimistas que han inventado un particular celuloide que, en ese territorio oscilante entre lo medieval y el presente que es el Mundodisco, permite rodar películas mudas.

¡Ah! ¡El cine y la televisión! ¡Qué inventos capaces de poner ante las narices de todos los más célebres museos con sus obras comentadas por los mayores expertos, las más interesantes charlas de los sabios más didácticos, la puesta en escena de las laureadas obras de teatro con los mejores actores…! ¡Lo más excelso del conocimiento humano (bueno, y del resto de seres que pueblan el Mundodisco)!

Magnífico invento que hubiera hecho de todos nosotros seres cultos y mentes preclaras de no ser por el pequeño detalle de que el vil metal tiene mucho fan dispuesto a prescindir de tan enriquecedoras posibilidades si da más dinero contar batallitas o mostrar arrumacos, y es que el público anda más preocupado de entretenerse que de aprender, de disfrutar rascándose que de gozar pensando. Qué le vamos a hacer. Pudimos ser dioses y elegimos ser sabandijas.

Hasta aquí, el componente crítico de Imágenes en acción, que no dura muchas páginas para zambullirse en una historia más próxima a la caricatura que a la parodia: dos protagonistas, jóvenes y guapos, que descubren algo tan incomprensible como la fama; un «vendedor de salchichas/productor/director» lunático obsesionado por ganar dinero con el cine y con cuanto se le arrime, y un público aborregado plegado a modas que da igual como sean porque lo importante es que sean la moda. Todo en medio de referencias a algunos de los clásicos del cine, en especial a Lo que el viento se llevó. Aunque para intentar que la caricatura no se adueñe de todo Pratchett espolvorea unos cuantos de esos «misterios» procedentes de otras dimensiones que interfieren en la acción y que el autor no llega a aclarar muy bien ni en su planteamiento, ni en su influencia en el argumento, ni en su resolución.

El resultado, una novela divertida y entretenida, a menudo brillante en lo puntual pero algo fallida como conjunto.




lunes, 4 de julio de 2022

Un lugar incierto – Fred Vargas

 



Serie Adamsberg, 7


Quizá recuerde mal los primeros libros de la saga, pero tengo la sensación de que cada nueva historia del comisario Adamsberg da un pasito más allá de los lindes del realismo sin acabar de agarrarse demasiado bien al asidero de la verosimilitud. El resultado, al menos de esta obra y la anterior, son novelas negras más emparentadas con el misterio o la fantasía que con el género negro en sentido estricto.

Digo esto porque la historia se apoya tanto en elementos más o menos vinculados al misterio como a una prodigiosa chiripa que enlaza con la fábula. Y es que, ¿quién no ignora tener un hijo? ¿Y a quién ese hijo desconocido no se le da a conocer como asesino en serie aprovechando una historia de vampiros que viene de tres siglos atrás?

Son cosillas que pasan en la literatura, y que son de agradecer porque para encontrar realismo basta levantar la mirada de cualquier libro, pero conviene advertirlo porque la saga ha evolucionado hasta este punto y quizá no es lo que esperan algunos lectores.

De resultas, el interés se desplaza de la investigación policial o los aspectos humanos de la vida del comisario al modo en que en el mundo real se va componiendo como un puzzle cuyas piezas parecen provenir de lo irreal.

Al final, lógicamente, como Fred Vargas quiere seguir siendo fiel a un comisario que necesita de la realidad, todos los elementos «sobrenaturales» provienen, como en la novela anterior, de la fantasía y credulidad de las personas. A fin de cuentas, no hay nada más real que la estupidez y la superstición. Aunque previsible, no evita el tono que he dicho en los párrafos anteriores.

Con estos mimbres, la novela comienza con un paseo de Adamsberg por el Reino Unido donde, mire usted por dónde, tropieza con diecisiete pies sueltos, con lo que eso supone para la salud de sus propietarios. Su localización en el extranjero no permite presagiar que el comisario tenga que ocuparse del caso, lo que no ocurre con otro suceso, aparentemente no relacionado, con el que se topa a su regreso a París: un buen señor, jubilado y un tanto misterioso, ha sido reducido a picadillo hasta tal punto que, literalmente, han tenido que recogerlo con espátula.

Cómo se relacionan entre sí estas escabechinas, cómo se vinculan al mundo de los vampiros, de dónde y por qué salen familiares de debajo de las piedras y el colofón de cómo en un momento extremo es superado gracias a la aparición estelar y cuasi milagrosa de un viejo personaje lo sabrán quienes lean esta novela a un tiempo increíble y entretenida.

Lo mejor, el tono tranquilo y resignado con el que comisario afronta hasta los hechos más inverosímiles, tono que es la marca de la casa, tono que fundamenta el modo de ser de Adamsberg (o al revés) haciendo de él un policía que acaba resolviendo los casos no por investigación sino combinando el arte de la espera con la inspiración (y, en este caso y como ya he dicho, con la inaudita chiripa).