El guardabarrera forma parte de la Trilogía de la Metamorfosis, comenzada con El beso de la sirena, aunque es una novela completamente independiente.
Y además de independiente, es muy distinta: si El beso de la sirena es una novela tierna y divertida, El guardabarrera, manteniendo el mismo tono, incluye tal dosis de violencia (derivada de la guerra, la mafia y el fascismo), que el resultado final es más inquietante que tierno, y más amargo que dulce.
Nino es un pobre diablo que, debido a sus limitaciones en una mano, es recompensado con una caseta al borde de la vía, con vistas al mar, no lejos de Vigàta, donde hace las funciones de guardabarrera. Allí vive con su esposa, Minica, sin otro trabajo que ver pasar dos trenes regulares al día y algún que otro tren militar. Ni que decir tiene que, sin nadar precisamente en la abundancia, es un afortunado: tiene trabajo y un huerto con un pozo. Lo que no tiene son hijos, hasta que Minica se queda embarazada tras haber visitado él a una curandera de la zona.
Mientras la vida discurre, Nino y su amigo Totó sacan algún dinerillo tocando todas las semanas en una barbería de Vigàta, pero como la cosa anda poniéndose fea por la influencia fascista, reorientan su repertorio hacia la música “oficial”, ignorantes de los males que esa idea les va a acarrear.
Nino y Minica, cada uno de una forma, acaban siendo objeto de la violencia ciega e irracional del fascismo y de la alimentada por la guerra. Y Minica pierde el hijo que esperaba. Pese a todo, tienen una suerte: Nino es protegido por el jefe mafioso de la zona, que se aprovecha generosamente de su ingenuidad (ingenuidad que, en realidad, no es tanta).
Las tribulaciones de Nino corren parejas a la suerte de Minica, tan empeñada en tener un hijo que termina queriendo dar fruto como sea, estando en este empeño la razón de incluir esta novela en la Trilogía de la Metamorfosis. Una matamorfosis, la intentada por Minica, que también tiene mucho de huida de un mundo salvaje.
Una cosa me ha llamado la atención: el considerable número de cabos sueltos que el autor deja, vinculados, casi todos, a la figura del capo mafioso, así como el apunte de hechos significativos que finalmente no tienen la trascendencia que prometen. Quizá por esto el final transmite una sensación de historia inacabada.
Por lo demás, una novela de Camilleri al mejor estilo de Camilleri.
me impacto el relato sobre todo en la parte que minica se transforma en arbol y que dentro de aparecer como una anormalidad de su transformacion hay algo de sentido comun en como solicita que se la atienda .por otra parte hermoso la demostracion de amor de nino hacia su mujer hasta llevarlo a su propio sacrificio
ResponderEliminarLa verdad es que de los libros que he leído de Camilleri, este uno de los más impactantes, sí. Fuerte y a la vez bonito.
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