Esta novela poco tiene que ver con las más conocidas de este autor: no tiene el humor a veces guasón de la Vigàta pretérita, ni el misterio unido al humor más fino y alegre de las novelas de Montalbano, sino que se mueve en un plano psicológico. Es una novela interesante, bien escrita, que va al grano, que va ganando poco a poco intensidad, donde se aprecia el oficio. Una novela buena, aunque no brillante.
La cosa comienza el primer día de la jubilación de un alto empleado de banca siciliano. Alcanzar ese puerto es todo un logro en las complicadas aguas de la economía y los negocios de la isla. Ese primer día el hombre está desorientado, sin saber qué hacer, y echa mano de tres cartas recibidas a lo largo de los años. Dos vinculadas a los “negocios”, y otra que le anuncia la infidelidad de su esposa.
La esposa es mucho más joven que él. Se casaron en segundas nupcias. Ella había quedado viuda, y conserva un traje gris que fue manchado por la sangre de su primer esposo, que murió accidentalmente.
Ella es, de puertas afuera, la esposa perfecta: guapa, elegante y atenta. De puertas adentro, en cambio, lleva una vida independiente y la infidelidad es una constante, si bien es una infidelidad oculta a todos: no solo al marido (que en realidad no la ignora), sino también al resto de la sociedad. El protagonista acepta la situación, no se sabe muy bien si porque le resulta más cómodo que cambiarla o por miedo a que si la cosa explota todo el mundo se entere de que ni su vida ni su matrimonio son tan perfectos como las apariencias indican.
Él no sabe qué hacer jubilado, y ella, sin aspavientos, intenta adaptarse a la nueva situación manteniendo su independencia sin provocar enfrentamientos.
En resumidas cuentas, la vida de la pareja es el reino de hipocresía.
Para hacer evolucionar ese reino hasta su lógico final, Camilleri pone en marcha varios procesos: primero, el trabajito extra que le sale al protagonista; un trabajito que se basa en su prestigio profesional y que va a ser “el último” , aunque lo vincula a personajes de corte mafioso y no ajenos a su vida hasta ese momento. Segundo, la enfermedad. Y, tercero, la cada vez más descarada (de puertas adentro) infidelidad de la esposa, que desemboca en todo un ejemplo de cómo llevar dignamente una descomunal cornamenta. Todo termina confluyendo, y el traje gris vuelve a hacer valer su significado.
Interesante, entretenido. Trabajado y bien escrito.
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