En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 31 de enero de 2022

El túnel – Ernesto Sábato

 



«Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.»

Así comienza El Túnel, el clásico que Ernesto Sábato publicó en 1948 y que constituye la primera de tres novelas que publicó el Premio Cervantes de 1984. Es la tercera vez que la leo.

La obra, breve, concisa, de la claridad escalofriante, relata, en primera persona, la conducta obsesiva del protagonista, un pintor famoso que se siente repentinamente atraído por la única persona que se ha fijado en un detalle de uno de sus cuadros que, para él, es la esencia del mismo.

El túnel, término con el que Sábato alude al efecto que toda obsesión crea, lo constituye la mente del enfermo; una mente de la que no puede escapar. El túnel es uno mismo. La obra relata el tortuoso camino mental a través del cual el protagonista focaliza caprichosamente la razón de su vida en una persona para luego emprender su propia autodestrucción y la destrucción de esa otra persona a través de un proceso patológico de apropiación de esa persona, el cual, al fallar o simplemente cojear, deviene en tragedia. Las «razones» de Juan Pablo Castel las expone él mismo. De las de María Iribarne, en cambio, el lector no sabe más que a través de las suposiciones del protagonista; a través de él intuimos que María tampoco es un angelito, lo cual utiliza Castel como excusa a sus desatinos: al fin y al cabo, María era infiel a su marido ciego con el propio Castel, lo cual es una evidencia; al fin y al cabo, quizá era infiel también a Castel; al fin y al cabo se presentó diciéndole «Pero no sé qué ganará con verme. Hago mal a todos los que se me acercan». Una frase, esta última, con la que Sábato siembra pronto la duda en el lector: ¿es Castel el loco que parece ser y María su víctima, o María sabe de antemano que su fortaleza psicológica le va a permitir pasar por encima de ese famoso pintor, evidentemente en situación de debilidad mental y aquejado de una patológica soledad, con el que decide concederse el capricho de un romance? No es sencillo opinar sobre la figura de María porque hasta su propia muerte, anunciada en la primera página del libro, de produce de un modo extraño por cómo la afronta. En cualquier caso, repito, todo llega al lector a través de la turbia y parcial mirada del narrador.

Publicada en 1948 El túnel sigue siendo tan actual entonces como ahora. Quizá ahora incluso más, que es lo que sucede con las novelas adelantadas a su tiempo: no deja de ser significativo que el primer tema elegido por Sábato para novelar (¡el primero!) sea tema de constante actualidad 74 años después.

Capítulos cortos, lenguaje lleno y certero, situaciones siempre significativas y un punto apenas perceptible de sutilísimo humor –involuntario- que surge de enfrentar la sensatez a los disparates que discurre Castel; un humor que de no estar diluido en la certeza del drama anunciado en la primera frase hubiera sido más evidente, y que Martín Casariego, que prologa la edición que he leído, circunscribe a capítulos concretos.

Un breve novelón.




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