En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 8 de marzo de 2021

Desayuno en Tifanny´s – Truman Capote

 


 

              Leyendo Desayuno en Tiffany´s el lector tiene una sensación extraña, por cómo una novela publicada en 1958 parece haber sido imaginada tal cual fue luego la película que inspiró, protagonizada por Audrey Hepburn y dirigida por Blake Edwards, aunque es obvio que el mérito solo puede ser exactamente el opuesto: cómo una película y sus intérpretes se adaptaron tan bien a una novela. O si queréis lo digo de otro modo: el éxito de la película es deudor de la fidelidad en la adaptación a unos cuantos puntos básicos (principalmente, al personaje de Holly Golightly), pero la contundencia de ese éxito (¿quién no conoce la película?) permite al lector vivir la historia con una concreción en la definición de la protagonista que provoca esa sensación extraña. Normal. Casi nunca comenzamos novela conociendo de antemano a la protagonista.

              La historia, agilísima, es conocida: un aspirante a escritor es convocado por el viejo barman de un bar de mala muerte porque un tercero, antiguo vecino del escritor, cree haber tenido noticias de Holly Golightly: por algún lugar de África ha pasado, porque en un poblado recóndito ha encontrado una talla que, sin duda, reproduce su rostro.

              Tremendo comienzo. ¿Quién será esa mujer tan misteriosa y atrayente como para que su paso haya sido recordado en un poblado africano y ese simple y breve paso, esa remota huella, sea capaz de convocar a tres hombres en Nueva York como si desde allí fueran a poder seguirle el rastro? Vaya modo brillante de hacer de un personaje un mito antes siquiera de que sepamos nada de él.

              Lo siguiente es un vistazo al pasado que explica ese encuentro en el bar; un vistazo a la breve historia de vecindad entre Holly y el aspirante a escritor, que viven en apartamentos del mismo edificio de Nueva York. Holly es una mujer joven, de unos diecinueve años, que atrae a todos los hombres; con todos ellos juega y todos, en la esperanza de llegar a ser algo más, se muestran encantados de ser su juguete. Puede tener sin esfuerzo casi cuanto desea, porque todos se empeñan en entregárselo, pero ella se ríe a su modo renunciando a cuanto le ofrecen –hasta a la posibilidad del estrellato en Hollywood- y utilizándolos para sus propios fines; o para su único fin, que es vivir sin más, tan desahogada, cómoda, desordenada y caóticamente como en cada instante le apetece. De hecho, solo tiene una costumbre: su visita semanal a la cárcel de Sing Sing a ver a un caballero, un mafioso, que le cuenta muchas cosas sobre cómo está el tiempo. Obviamente ella sabe lo que eso implica, aunque desconozca el significado de los mensajes en clave que ayuda a transmitir, pero, ¿qué más le da? ¿Cómo no va a adorar a un señor tan generoso cuando además ella puede refugiarse en una deliciosa ignorancia? Holly es una persona auténtica, con un enorme compromiso consigo misma y con el presente, puesto que vive como si el futuro no existiera, y por eso exprime cada momento. En realidad, ni siquiera el pasado existe para ella. No, al menos, en lo que respecta a la Holly que nunca quiso ser. Y si no tienes pasado, no tienes familia ni amigos, aunque, lógicamente, el recuerdo, aunque no lo comparta, yace sepultado en su interior. Al mismo tiempo es una muchacha alocada, frívola e inconsciente. Una mujer tan apasionada por la vida que, sin darse cuenta, rechaza el concepto del tiempo: ni el pasado existe ni se atreve a preocuparse por el futuro. Todo esto crea una atmósfera de alegría, jovialidad y humor tan intensa como frágil; y, tras la fragilidad, acecha la tristeza y la melancolía. Una mujer irresistible para todos, que trae alegría cuando llega y deja melancolía cuando se va.

              Y eso es lo que cuenta esta novela: qué hizo –o más bien cómo fue- Holly Golightly para, en tan breve tiempo, dejar en todos los que la conocieron una huella imperecedera.

              También en ti la dejará. 


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