Olga
Tokarczuk (nacida en Polonia el 29 de enero de 1962), recibió en 2019 el Premio
Nobel de Literatura correspondiente a 2018.
Lo único que
he leído de su obra ha sido Sobre los huesos de los muertos, novela que
sorprende más tras el Nobel, premio más asociado a la narrativa que al género
negro; novela que sorprende, también, porque su maestría y elegancia en el uso
del lenguaje y de ciertos recursos expresivos proclaman la pobreza de la
mayoría de la novelas del género, a las que por costumbre les perdonamos la sustitución de la falta de cuidado literario por la
simple corrección formal, a cambio de que nos cuenten una historia entretenida.
Janina Duszejko,
que aborrece su nombre de pila, es una ingeniera retirada que da clases de
inglés en un montañoso pueblecito polaco cerca de la frontera con Chequia; aunque, más bien, es una de las escasas habitantes de un puñado de
casitas que solo se pueblan en los escasos meses en los que la nieve y el hielo
no lo invaden todo.
Janina, a medida que la novela
avanza, parece una vieja loca: no cesa de escribir cartas a la policía y a todo
el que se pone a tiro exigiendo medidas, entre extravagantes e imposibles,
vinculadas al cuidado de la naturaleza, y, en lo que parece el colmo de su
obsesión, envía varias misivas avisando de la sobrenatural explicación para
ciertos accidentes producidos en la zona, que han tenido como víctimas,
invariablemente, a personas poco respetuosas con el medio ambiente y, en
especial, con esos animales para los que la frontera entre Polonia y Chequia
simplemente no existe. Los animales, según ella, se están vengando del ser
humano.
Según pasan las páginas, sin
que, a diferencia de las novelas legras convencionales, el lector tenga noticia
de investigación alguna oficial o extraoficial, las rarezas de la protagonista,
las idas y venidas de algunos secundarios –todos preocupados por la alarmante
cantidad de muertes en un entorno tan pequeño- y lo que se va mostrando de las
víctimas, conducen a un desenlace inesperado casi hasta el mismo instante en
que se produce.
Una novela que entretiene con
calidad literaria y que, por exposición de extremos, invita a reflexionar sobre
la relación con la naturaleza y sobre la naturaleza de la culpa.
Este ya lo tenía en mi lista de pendientes, pero después de leer tu reseña aún tengo más ganas de leerlo. Creo que es un libro que disfrutaré mucho.
ResponderEliminar¡Feliz semana!
¡Muchas gracias! Los mismos deseos para ti. Espero que te guste y que cuentes lo que te pareció.
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