En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El Arrancacorazones – Boris Vian






Cuando un barco es botado lanzándolo por una especie de trampolín de esquí, cuando navega moviendo pies articulados, o cuando la criada que se beneficia el protagonista responde al delicado nombre de Culoblanco, parece oportuno incluir el libro bajo la etiqueta de “libros de humor”, aunque en realidad El Arrancacorazones es una novela más inquietante que humorística.

Esta novela, como otras del autor, es una mezcla de realidad, sueño y delirio donde el absurdo se abre paso para mostrar, a su través, el lado oscuro del ser humano.

Un psiquiatra que solo aspira a psicoanalizar a alguien, Jacquemort, aparece un buen día en una casa junto a un acantilado, donde se topa con una criada (Culoblanco) muy receptiva a practicar cierta actividad en solo cierta postura; se topa también con Clémentine, la señora de la casa que acaba de dar a luz a unos trillizos de sorprendente evolución (Citröen, Noel y Joel) y con Ángel, su marido. Unamos al menos otros dos personajes en el pueblo cercano: el viejo de La Gloira (que se dedica acumular un oro que no puede disfrutar, a cambio de asumir la vergüenza de los vecinos del pueblo, los cuales se pueden permitir así tropelías como el “mercado de viejos”, donde se venden personas con cualquier fin), y el cura, obsesionado por la idea radicalizada de que Dios es un lujo, y los feligreses unos borricos incapaces de apreciarlo.

Con estos mimbres, Vian teje una historia rara, donde la evolución desde la perspectiva de Jacquemort viene dada, sobre todo, por la evolución de Clèmentine y los niños en un entorno semimágico donde la ingestión de una babosa azul, por ejemplo, puede hacer volar. Los trillizos evolucionan desde la nada a una inquietante presencia, inquietud que se difumina en cuanto son capaces de buscar la libertad; Ángel, por su parte, es un pegote que, simplemente, huye de la soledad en compañía refugiándose en la soledad absoluta; Clèmentine, por su parte, es el pilar más sólido en el que se apoya la historia: comienza siendo una madre desapegada, y termina desarrollando una obsesión sobre los muchos males que acechan a sus hijos que conduce al final de la obra.

Una novela sobre los excesos del ser humano vistos desde el absurdo y lo irreal. Pero excesos al fin y al cabo. Original, por momentos divertida y, siempre, inquietante.




2 comentarios:

  1. Excelente Miguel, me lo recomendaron en Letras (U.B.A) querìa salir del cànon, muy bueno

    ResponderEliminar
  2. Gracias. La verdad es que es un libro muy atípico.

    ResponderEliminar