Divertidísima e intensa novela de acción que transcurre en el imaginario Mundodisco creado por Pratchett y en la que, a diferencia de en las anteriores, la magia juega un papel tan residual que bien puede afirmarse que ¡Guardias! ¡Guardias! es una novela «normal», pues casi todo transcurre con arreglo a las leyes naturales de nuestro mundo, al menos por lo que a los protagonistas más o menos humanos respecta; aunque el entorno, lógicamente, sigue siendo maravillosamente ilógico.
Un
grandullón criado en una comunidad de enanos es devuelto a su mundo enviado
como guardia nocturno voluntario a Ankh-Morpork. La plantilla no es muy grande,
con él cuatro personas, y el trabajo tampoco es complicado dado que el crimen
está tan bien organizado que los guardias no llegan ni a elemento decorativo.
Pero hete aquí que una organización secreta de las muchas que van por ahí
tropezando entre ellas, los Hermanos Esclarecidos, o su jefecillo, algo anda
tramando para hacerse con el poder en la ciudad. ¿Qué? Invocar a un bicho tan
poderoso y terrible como extinguido. Un dragón.
Zanahoria,
que así se llama el protagonista, es un fortachón peligrosamente entregado a
cumplir la ley tan al pie de la letra que es capaz de arrestar a un rayo por
fulminar a un transeúnte (y es que está muy mal fulminar a nadie, aunque uno
sea un rayo). Sus voluntariosos excesos y el modo en que sus compañeros tratan de apañarlos
sirven para hacer una buena crítica a las prácticas del poder: desde sus pasadas de
frenada a las razones de sus miradas hacia otro lado. Las
peripecias de Zanahoria corren parejas a la de sus compañeros, entre los que
destaca un capitán tan desengañado de todo que se ha dado a la bebida. Hay
también una dama gigantesca, de la alta sociedad, entregada al noble arte de la
cría de malolientes dragones de pantano. En medio, el flemático e inteligente mandamás
depuesto, el aspirante a mandamás, un dragoncillo monumental y peligroso
que se erige en mandamás y, de fondo, los cuentos del príncipe que se carga al ladrón y se
casa con la princesa (siempre y cuando el dragón no se la haya papeado o la
haya dejado irremediablemente mordisqueada).
Una trama
típica de lucha por el poder donde unos pelanas con los que nadie cuenta son
llamados por la casualidad a solventar el desaguisado. Unos perfiles en el
protagonista y sus compañeros, típicos también, en la que el voluntarismo del
inexperto e ingenuo mocetón convive con la prevención de los gatos mil veces
escaldados. Pero claro, estando en el Mundodisco, lo típico es solo una excusa
para disfrutar de la fantasía y la imaginación aplicadas al humor. Esa es la esencia
de Pratchett y en esta obra de disfruta de principio a fin de un modo muy
constante y con una estructura de la narración muy ordenada, sin titubeos ni
disertaciones que diluyan la acción.
En
¡Guardias! ¡Guardias! apenas encontramos personajes de las novelas anteriores:
solo el patricio, que así llama, en minúscula, al mandamás del lugar, el
orangután bibliotecario de la Universidad Invisible y, también, encontramos
alguna aparición fugaz de alguien que, desde Mort, se ha ganado del cariño de
todos los lectores por su ironía y buena fe: la Muerte.
Una historia divertida por lo insólito de las situaciones, por las corrosivas críticas a las debilidades del ser humano y, en especial, a la pasión por el poder y a las relaciones de poder; una novela muy meritoria y divertida, también, por la naturalidad con la que Pratchett mezcla lo humano y lo fantástico y, también, los elementos medievales con los modernos: el lector no sabe donde está ni por qué las cosas son como son, pero no le extraña está donde está ni que pasen las cosas que pasan. Para quienes hayan leído otras novelas de la saga, una historia deliciosa.
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