Me ha
sorprendido que Belleza roja no sea una novela más conocida. Comparada
con la media de lo que leo, es demasiado buena para que pase inadvertida,
mérito fundado en un doble motivo: una trama interesante, meticulosamente
organizada y trazada, y un amplio número de personajes de vigorosa
verosimilitud pese a lo atípico de alguno de ellos.
Cada
personaje es, además, una novela dentro de la novela. A medida que las páginas
pasan el lector se va topando con los secretos de cada uno de ellos, vinculados a errores, pasiones y
traumas que siguen latiendo bajo la apariencia de la normalidad. Ni uno se libra de tener su propia historia: los sospechosos del crimen, los policías que lo
investigan… hasta el psiquiatra que trata a una de las sospechosas.
Santiago
de Compostela. En un magnífico chalet en una pequeña urbanización de lujo
aparece muerta una adolescente en un «escenario» del que mejor no digo nada
para no restar interés al futuro lector. Como ocurre en algunas novelas
clásicas de intriga, el elenco de sospechosos, debido al momento en que el
crimen se produce, es limitado y todos se conocen entre sí. La investigación va
descubriendo los secretos de cada cual y cierto tejido de relaciones ocultas,
de modo que ni está claro el móvil ni, por tanto, los candidatos a criminales.
Un poco a lo Agatha Christie, pero en un entorno moderno y dibujado con
maestría para desdibujar (con éxito) la asfixia del «modelo cerrado».
Parte
de ese efecto se logra trenzando con la historia principal las de los personajes
que llegan al asunto desde fuera: los policías y el psiquiatra; otra parte
se logra escapando del presente al pasado de todos los personajes y aún más
allá. También la panoplia de posibles móviles despierta la curiosidad del
lector. Unamos la vinculación entre el crimen y el arte y tenemos una novela
original y tan verosímil por el modo en que aborda la psicología de los
personajes que hasta, a pesar de lo insólito del modus operandi, parece
realista.
Una
gran novela escrita en capítulos breves, de no más de cuatro, cinco o seis
páginas, y la que se alternan el relato en tercera persona con las reflexiones,
en primera, de una de las sospechosas. Una novela que me alegra mucho haber leído.
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