Los libros escritos para ser best seller cumplen la idea,
básica en publicidad, de que cuanto más numeroso sea el público a alcanzar, más
básico debe ser el mensaje. Son historias claras, sin dificultades
de comprensión porque no requieren interpretación ni tienen simbolismo alguno;
tampoco tienen estructuras complejas, ni lenguaje elaborado y rara vez recurren
a ciertas figuras; también dejan poco a la aportación del lector: se lo dan
todo masticadito para que se entretenga, y buscan atrapar su interés con una
sucesión de interrogantes, o con alguno bien grande. Pero esto no quiere decir
que cualquiera pueda escribir un best seller: en su técnica, como en todo,
también puede buscarse la excelencia. Por tanto, algo tendrán los autores –si quiera
sea un extraordinario dominio de esta técnica- cuando, como Tess Gerritsen,
pueden presumir de haber vendido más de treinta millones de ejemplares.
Eso es lo que pensé cuando por casualidad cayó en mis manos
Incendio, una novela que cuenta el misterio de una composición «maldita», que
parece enloquecer a quienes la escuchan. Descubierta en una tienda de
antigüedades en Roma por una violinista norteamericana, la pieza cambia el
comportamiento de su pequeña hija de tres años, hasta el punto de que la
protagonista cree enloquecer y decide investigar el origen de la pieza para
intentar hacer luz sobre el asunto. No hace falta esperar a que Julia, que así se llama la violinista, lo
consiga, porque la autora se preocupa de que vayamos conociendo la historia de
Lorenzo, que da comienzo en los años treinta del siglo XX. Ambas historias discurren
en paralelo hasta llegar a un final en el que el deseo de desenmarañar todo
hace la lectura más rápida y fluida.
Incendio es una más que entretenida novela de intriga y en la
que, además, muchos lectores acabarán sabiendo algo –qué clara es la nota al
final del libro- sobre la suerte de los judíos en la Italia fascista, una
historia trágica compartida con los judíos de otros países europeos, pero para muchas personas desconocida porque en Italia el exterminio no alcanzó cotas porcentualmente
tan elevadas.
Así como la historia de Julia limita su aliciente al planteamiento del misterio de la pieza musical, a que es ella la llamada a desentrañarlo y a saber si logrará conservar un mínimo equilibrio mental, la historia de Lorenzo –que en el fondo es una historia de amor- parece especialmente respetuosa con las circunstancias históricas que la rodean, aunque psicológicamente es de una superficialidad tan abrumadora como expeditivo es el final en algunos puntos. Un final bonito y propenso a la lágrima fácil.
Así como la historia de Julia limita su aliciente al planteamiento del misterio de la pieza musical, a que es ella la llamada a desentrañarlo y a saber si logrará conservar un mínimo equilibrio mental, la historia de Lorenzo –que en el fondo es una historia de amor- parece especialmente respetuosa con las circunstancias históricas que la rodean, aunque psicológicamente es de una superficialidad tan abrumadora como expeditivo es el final en algunos puntos. Un final bonito y propenso a la lágrima fácil.
Una novela entretenida, buena para pasar unas pocas horas.
Volviendo al principio, «técnica best seller»... correctamente aplicada.
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