En Sin noticias
de Gurb, ya un clásico de la literatura de humor, dos marcianos llegan a la
Barcelona preolímpica. Uno de ellos, Gurb, adopta la forma de la cantante Marta
Sánchez y desparece. El otro, su jefe, el verdadero protagonista, adopta
también diversas formas a lo largo de la novela. Unas, fruto de su ignorancia;
otras, consecuencia de erróneas percepciones; alguna, acertada; y una, incluso,
involuntaria.
Como complemento
a la reseña de Sin noticias de Gurb, he aquí una relación “ilustrada” de las
“máscaras” que el protagonista utiliza. Seguramente algunos lectores
agradecerán poner cara y aspecto al personaje.
Más o menos con este aspecto comenzó el
marciano Gurb su periplo por Barcelona
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La historia comienza el “día 9”. En ella
Gurb se metamorfosea en Marta Sánchez, la cantante del grupo Olé olé. Más o
menos en las fechas en que se publicó la novela la cantante se independizó como solista. Por entonces se
había hecho famosa tanto por sus canciones como por su físico, y dio mucho que
hablar (no para bien) su actuación en la fragata Numancia para animar a las
tropas españolas desplazadas a la Guerra del Golfo Pérsico, emulando muy a la
baja, dijeron las crónicas, a la Marilyn Monroe que actuó para las tropas
norteamericanas desplazadas a Corea.
El Conde Duque de Olivares, retratado por Velázquez.
En Sin noticias de Gurb, entre otras desdichas cae,
consecutivamente, en varias zanjas
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El día 10 el
protagonista comienza la búsqueda de Gurb. Poco experto en las lides humanas,
adopta una forma que le parece digna y respetable, y con la que le ocurren un
buen número de desdichas impropias de quien ostentó por derecho propio ese
cuerpo: el Conde Duque de Olivares.
Como somormujo, el protagonista sale bastante mejor parado que como Gary
Cooper, e incluso que como Ortega y Gasset
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Bajo la apariencia de Unamuno escapa de comisaría un vivales
llamado Jetulio Pencas
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El día 11
prosigue la búsqueda. Tras hacer un vuelo de reconocimiento transformándose en
somormujo, el protagonista se va por zonas poco recomendables bajo la figura de
Gary Cooper vestido de sheriff, aunque la forma en que acaba no es precisamente
la de ningún sheriff heroico. Más tarde, habiendo sido detenido, escapa de la
comisaría transformándose en el filósofo José Ortega y Gasset (con esa
apariencia acaba paseando en Pedralbes con esquís) y, ya de paso, transforma a su compañero de celda en
Miguel de Unamuno para que pueda también escapar.
Julio Romero de Torres nunca imaginó en qué libro acabaría.
Tampoco Pío XII debió de sospechar que un marciano con su físico abriría una
cuenta corriente con cinco duros
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El día 12
continúa la tarea bajo la apariencia del pintor Julio Romero de Torres, hasta
que considera oportuno inspirar confianza y para conseguirlo adopta la del papa
Pío XII.
El día 13 se
produce una transformación involuntaria: viéndose en situación de grave
desamparo, el protagonista se transforma en Paquirrín, hoy más conocido como
Kiko Rivera, que entonces era un niño de seis o siete años. Siendo un bebé, su
padre, el torero Paquirri, había muerto corneado por un toro. En la época de
Gurb Paquirrín había salido ya mil veces en la prensa rosa en compañía de su madre, la tonadillera y viuda por excelencia Isabel Pantoja.
Más tarde se
produce un desaguisado tremendo en la nave espacial. Para intentar solucionarlo
muta en el Almirante Yamamoto, que dirigió la flota japonesa durante la Segunda
Guerra Mundial.
En Sin noticias de Gurb, un/unos peculiares Duques de Kent
hicieron cola en una inmobiliaria para comprarse un pisito
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El día 14 el
protagonista acude a una inmobiliaria para comprar un piso, y adopta la forma
que considera más respetable: la del duque y la duquesa de Kent. Es la primera
y única vez que el protagonista se transforma en dos personas a la vez, aunque
Mendoza lo hace intervenir como un único personaje.
Cuando se quiso poner guapo para impresionar a alguna mujer, estos son los
modelos con los que probó el marciano
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El día 15 el
protagonista ya se ha sentido atraído por las mujeres, de forma que ensaya
varias transformaciones ante el espejo para ver cuál es más seductora.
Sucesivamente se convierte en el tenista Manuel Orantes, en Viriato, Giorgio
Armani y en el General de Ejército y Presidente de los Estados Unidos
Eisenhower.
Día 16. Ante una excursión nocturna para
ligar, el protagonista se acicala convirtiéndose en Frascuelo Segundo.
Los días 17 y 18 no se menciona
ninguna metamorfosis. Es uno de los vacíos de la novela, seguramente por cómo
está escrita. Pero no tanto porque el protagonista deba adoptar alguna forma
sino porque a falta de otra información y dado que el personaje en realidad es
incorpóreo, el lector ha de suponer que en sus tribulaciones “humanas” sigue
actuando con el último aspecto indicado. Así, hemos de pensar que es Frascuelo
Segundo quien afronta las aventuras de estos dos días. Otro de los “vacíos” es
que tanto en el bar el señor Joaquín y la señora Mercedes como los vecinos y la
portera de la finca en la que vive lo reconocen sea cual sea su aspecto. Por
cierto, en estos días también averiguamos que tenga la pinta que tenga, el
protagonista conserva habilidades tales como andar por el techo.
Imaginarse un Pavarotti negro de cuarenta centímetros no es sencillo. Imaginar a Vázquez Montalbán en Casa Leopoldo lo es bastante más. Y luego, para tomar el fresco, vestimenta a lo Gandhi. |
El día 19 el protagonista adopta diversas formas, sin ningún motivo en
especial. Primero, la de un Luciano Pavarotti de raza negra; aunque enseguida sufre una notable mutación de su físico, pues su ser queda reducido a cuarenta
centímetros, por lo que debemos imaginar un Luciano Pavarotti negro en
miniatura. Más tarde adopta la forma del escritor Manuel Vázquez Montalbán para
irse a comer a un restaurante del que este era asiduo: Casa Leopoldo (en la web
del restaurante se dice que Mendoza también lo frecuentó). A continuación, como
hace calor y quiere estar fresquito, se convierte en Gandhi.
Día 20. Para ir a visitar a la
señora Mercedes al hospital considera adecuada la figura de D´Alembert, el
matemático y filósofo padre de la Enciclopedia. Como curiosidad, elabora una
carta para la vecina (por cuyos huesos suspira) que firma como “R.S.V.P.” No,
no es que el protagonista nos esté dando sus iniciales y ofreciendo pistas sobre su
nombre. Se trata de una locución francesa (répondez s´il vous plaít) traducible
como “responda, por favor”. Todo queda en Francia.
El día 21 es un
tanto confuso. Todo el mundo rechaza al protagonista, lo que hace pensar que, sin darse cuenta,
ha tomado un aspecto desagradable. No obstante, el único aspecto que toma es,
al final del día, el del cantante francés Gilbert Becaud vestido de ninja. Lo
adopta para visitar un antro de esos “de dudosa reputación” donde espera tener
noticias de Gurb.
El día 22 el protagonista sigue
teniendo a todos sus vecinos en contra, por lo que decide agasajarlos para
hacer las paces, y para ello adopta la forma de Alfonso V el Magnánimo. Bajo
este aspecto es como se reencuentra con Gurb-Marta Sánchez.
Ser Tutmosis II ahorra mucho en servicios de enfermería. En cuanto a Ives Montad, se queda en Costeau con escafandra |
El día 23 una
paliza le obliga a ponerse vendas. Para ahorrarse el trabajo se transforma en
Tutmosis II o, mejor dicho y a la vista de sus palabras, en su momia. Con esa
facha debe de seguir el resto del día, haciendo las labores del hogar, hasta
que tras escribir una carta a Gurb entona una canción en francés queriendo,
para ello, adoptar la forma de otro cantante galo, Yves Montand, aunque
comete un error con el “Yves” y se transforma en el oceanógrafo Jacques-Yves
Cousteau con escafandra y todo.
La historia
termina el día 24. ¿Con qué físico se despiden Gurb y su jefe del lector? Del
primero algo puedo decir pero lo voy a callar porque no dejaría de ser dar noticias de Gurb. Del segundo, sin noticias.
mooooola!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminartodo saldra bien :(
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