En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 21 de enero de 2013

Un frío de muerte - Fedra Egea




He aquí un libro para leer en invierno, con mucho frío, cuanto más mejor, para que así sea más sencillo ambientarse. Y en que en Un frío de muerte hace mucho. Hasta 19 bajo cero llegan a marcar los termómetros en la imaginaria estación de esquí española donde transcurre casi toda la acción; una estación peculiar, por su cercanía al mar, aunque todos los escenarios son ficticios.
La historia comienza con una protagonista, médico de profesión, hasta las narices de su pareja, un conocido periodista. Tan harta está que se marcha a la ciudad pensando en la separación, pero en pleno viaje se topa en la carretera a un tipo de lo más maltrecho. Lo sube al coche, y acaba curándolo en casa. El hombre es un jugador de baloncesto ruso que milita en el equipo de la ciudad, también imaginaria, que completa el marco de la novela. Y ocurre, además, que uno o dos días después es asesinado un directivo del club de baloncesto. Tanto el jugador como la médico deciden entonces hacer de detectives.

Este es el planteamiento. El desarrollo transcurre entre las idas y venidas de la ciudad a la estación, y en medio de los intereses de los aspirantes a presidir el club, lo que facilita la aparición de un buen número de personajes bien posicionados socialmente; algunos de ellos, incluso, viajan habitualmente en helicóptero. La trama principal se mezcla con las cuestiones afectivas (¿qué ocurre con la protagonista, su pareja, el jugador y la novia de este?) y con hechos que pueden ser interpretados de diversas formas con consecuencias muy distintas. ¿Cómo acaba todo? Lo sabrá quien lea esta original historia. 

Y ya que la cito, la originalidad se basa en tres elementos:

-Lo pintoresco de los detectives: un jugador de baloncesto ruso y una médico española. Ni que decir tiene que sus posibilidades de investigación se basan en la observación, los “interrogatorios disimulados” y, sobre todo, en darle muchas vueltas a la cabeza, amén de alguna que otra aventurilla arriesgada. Esto, en algún momento, genera cierta reiteración, aunque perfectamente asumible. Eso sí: el jugador no es el deportista al uso; se trata de un hombre más cultivado de lo normal; además, tiene una osadía un tanto inconsciente que viene bien a la novela y que da encanto al personaje, haciendo de él un tipo tan afable como desconcertante.

-Lo poco habitual del entorno. Ni las estaciones de esquí ni los equipos de baloncesto (y menos todo mezclado) son paisaje frecuente en las novelas negras. El conjunto ofrece una “estética” atractiva y difícil de olvidar: paisajes blancos y tipos largiruchos. Parece una cuestión menor, pero no es ninguna tontería. Hay novelas que se recuerdan por sus paisajes (se me ocurre, por ejemplo, Zapatos italianos, de Mankell), y esta es una de ellas.
-La adaptación de la acción al entorno. Es quizá lo más complicado de explicar, porque no hay dos estaciones de esquí iguales y, por tanto, a veces resulta complicado imaginar cómo pueden darse según qué situaciones. Esto me ha despistado un poco, pero no porque interfiera en el desarrollo de los acontecimientos, que en una novela son los que dice el autor y no otros, sino porque (mea culpa) siendo muchas estaciones de esquí entornos muy atípicos y con circunstancias tan cambiantes que pueden pasar de lugar idílico a infierno en cuestión de pocos minutos, o de pocas horas, no he podido dejar de preguntarme, condicionado por poco que sé de estos sitios, hasta qué punto pueden hacerse o no, o en qué condiciones, ciertas cosas. Y estas reflexiones despistan un poco, aunque también es cierto que por otro lado ayudan a meterte en la historia, pues no dejas de preguntarte cómo pueden haber ocurrido ciertas cosas y, de alguna manera, comienza uno a darle vueltas a la cabeza tal y como hacen los protagonistas. Dicho de otra forma, el lector se enfrenta a dos problemas: lo que sabe o no sabe sobre estaciones de esquí (que condiciona su visión), y (de esto seguramente el lector es menos consciente) lo que saben o no saben de ese tema los protagonistas cuando se ponen a elucubrar en voz alta.
La primera mitad de la novela (el 45% en concreto, porque está en formato electrónico), me la ventilé muy rápidamente, lo que prueba el interés que despierta. Luego sufrí un pequeño parón de un día o dos debido al poco tiempo que pude dedicar a leer, pero cuando enfilé el último tercio ya no la dejé. Y es que Un frío de muerte mantiene hasta el final la incógnita. Y no solo eso, la autora, poco antes de acabar, se permite una pirueta (que no voy a desvelar para no chafar la historia) que opera en el lector como una montaña rusa.
En resumen, una novela negra original y entretenida, de las que dejan huella tanto por lo peculiar de los personajes (sobre todo el jugador) como por el paisaje, y que además solo me costó algo más de dos euros y medio en Amazon.

2 comentarios:

  1. A mi tambien me ha gustado mucho esta novela las dos veces que me la he leido. Ademas, la autora sabe mantener la intriga en torno a los protagonistas practicamente hasta la ultima palabra asi que estas deseando seguir leyendo para enterarte de cosillas. Que cotillas somos xD

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  2. Toda buena novela negra debe estimular y encauzar el "espíritu cotilla" del lector ;-P

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