Acaba de salir a la venta la primera
edición de bolsillo de El final del Ave
Fénix, novela de la que guardo un excelente recuerdo por lo buena que es y
porque me sirvió para conocer a su autora, que más tarde tuvo a bien presentar
de La terrible historia de los
vibradores asesinos en Valencia y Teruel.
Me molesto en ponerlo en el
blog porque El final del Ave Fénix
es una gran novela cuyas peripecias dan para otra novela. Siendo “ópera
prima”, fue finalista del Premio Planeta en 2007, pero esa condición, lo que
son las cosas, le cerró más puertas de las que le abrió. Vio la luz por primera
vez en la editorial Centurione, que ni de lejos estuvo a la altura de las
circunstancias, por decirlo de una forma piadosa, pese a lo cual llegó a tener
una considerable difusión. Una segunda edición vio la luz poco después, en la
editorial Aladena, que tampoco pudo, quiso o supo explotar esta gran historia.
Harta ya de tanta perdiz mareada, la autora, aun a riesgo de sepultar de por
vida las posibilidades editoriales de la novela, sacó una tercera edición, esa
vez en ebook. Hacerlo así, ella y en ebook, constituía y constituye para muchos
una especie de «pecado mortal literario». Sin embargo el pecado desembocó en
virtud, porque tras unos primeros meses de rumbo incierto, el boca a boca llevó
a El final del Ave Fénix al número
uno absoluto de ventas en Amazon a lo largo de varias semanas, que es tanto
como decir el número uno absoluto en ebook en este país, pues Amazon pasa por
ser la plataforma con más ventas. Así se fijó en ella Ediciones B, que hizo volar de nuevo al Ave Fénix en una cuarta
edición, en ebook, y que ahora lanza de nuevo El final del Ave Fénix en papel, en bolsillo, a un precio más que
asequible: menos de diez euros por una novela de medio millar de buenas páginas
entre las que se cuenta un prólogo inolvidable. Una novela que, más allá de lo
mucho y bueno que cuentan sus páginas, es ya una historia en sí misma.
Y es que, titule como titule
mi amiga Marta, el Ave Fénix no tiene final.
Muchas gracias por esta mención, Miguel Ángel.
ResponderEliminarQué menos ;-)
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