Recién conseguido trabajo de chico para todo en un
colegio, una vez hecho el cambio de vivienda correspondiente llevando a su
madre consigo, el protagonista de este diario se dedica a contarnos su pasión
por la caza. Y es que vive por y para ella, y a ella subordina todo lo demás,
incluidos los amoríos y la economía (los otros dos grandes asuntos que le
interesan). El periodo que comprende el relato da para una temporada de caza
completa y los preparativos e inicios de la siguiente; pero que la caza sea su obsesión
no significa que la vida no vaya fluyendo, por más que él parezca tratarla como
“lo que ocurre entre día de caza y día de caza”. Es así como Delibes muestra,
magistralmente, la forma en que la dicha y la tragedia ocurren a nuestro
alrededor con naturalidad, cómo vivimos inconscientemente hasta que la tragedia
nos alcanza, y nos muestra un personaje entrañable no solo por su desbocada
pasión y su inconsciencia para todo lo demás, mezclada con un pragmatismo
notable, sino por su saber hacer y por la forma en que, dentro de su humildad,
es una persona orgullosa. Notable es también la forma en que a través de esas
pinceladas que parecen retratar solamente una obsesión por la caza, Delibes
acaba haciendo en realidad un perfil humano completo.
Pero hay más: la relación del hombre con la naturaleza, a
la que parece regresar como si el ambiente urbano fuera una anomalía; la
defensa de una concepción de la caza en la que el cazador es el principal
defensor de la fauna; y, por supuesto, encontramos la riqueza de lenguaje y el
dominio de la expresión que hacen de Delibes mucho más que uno de los mejores
escritores del siglo XX: un testigo de una época que, sin él, se perdería.
Literatura breve y de la máxima calidad.
Me lo apunto. Leí Las Ratas este verano y me encató.
ResponderEliminarAcabo de descubrir este blog. Mola. Saludos.
Gracias. Leí Las ratas hace tiempo. Es muy bueno, e impacta.
ResponderEliminar