Suena bien lo de vivir «tiempos interesantes», ¿eh? Pero ocurre que en el imperio agatano, situado más o menos en el cul… del… bueno, en el quinto pino del mundo… perdón, del Mundodisco, la expresión se usa como maldición.
El imperio agatano es un trasunto de China, que si todavía hoy es una cultura desconocida en occidente aún lo era mucho más cuando se publicó este libro, en 1994.
Tiempos interesantes comienza cuando un par de dioses se entretienen en jugar una partida de algo parecido al ajedrez, y de sus movimientos resulta lo siguiente: Lord Hong, gran visir del imperio agatano, planea dar un golpe de estado aprovechando que el emperador tiene más años que la tos y está a punto de cascar. ¿Cómo hacerlo? Sofocando una revuelta del Ejército Rojo, lo que hará de él el salvador y líder indiscutible del imperio. Lo que sucede es que el Ejército Rojo no sabe que tiene que hacer la revolución, ni mucho menos posee medios, capacidad, talento y soldados. Ni siquiera animadores. Lo único que podría impulsarlos a la revolución es el cumplimiento de una profecía, según la cual un Gran Hechicero apoyó en su día y apoyará en el futuro al citado ejercitillo. Así que Lord Hong, de modo clandestino, pide a Ankh Morpork el envío de un echicero, sin hache, falta ortográfica por torpeza o chamuscamiento que provoca que el archicanciller de la Universidad Invisible termine localizando y enviando al cul… del... ejem, al quinto pino del Mundodisco nada menos que Rincewind, el asendereado mago que dio comienzo a la saga del Mundodisco con El color de la magia, apareció también en la segunda novela, La luz fantástica, y en Rechicero y Eric.
Y no solo con él se van a reencontrar los lectores, sino también con un personaje que solo salió en solo aquellas dos primeras entregas: Dosflores, el turista propietario del equipaje con piernas que ha estado junto a Rincewind en todas sus aventuras.
Sale más gente, claro: una horda de bárbaros capitaneados por Cohen que tienen la sana intención de invadir el imperio agatano para arrasarlo un poco, saquearlo y tal, aunque como son solo media docena de guerreros y todos rondan los noventa años quizá tengan un poquitín más de trabajo del habitual para acabar con los dos millones de soldados enemigos, lo cual propicia que cierto medio sabio que se les ha unido les inste a utilizar un método distinto del tradicional de cascar calaveras: utilizar la astucia y, sobre todo, el comportamiento civilizado.
Rincewind es ya un mago escarmentado. Todo su afán desde la primera página es escapar a un destino desdichado que da ya por supuesto. Pero, como el lector ya sabe de otras veces, la misma huida es la que propicia el cumplimiento de su sino. Los bárbaros, por su parte, van a colaborar con él sin pretenderlo, y el Ejército Rojo por ahí anda dando tumbos desorientado y completamente en la inopia. Frente a ellos Lord Hong y, en la distancia y chapuceros como siempre, los perezosos y glotones magos de la Universidad Invisible.
El libro es de los mejores de la saga si por la trama se le ha de juzgar, y también por la relativa claridad de la acción, y no digamos ya por el humor, especialmente acertado en lo que hace referencia a los bárbaros.
Algo menos acertado está, a mi juicio, respecto a Rincewind y su equipaje (al limitarse a «colmos»), y muy acertado, si no acertadísimo, al principio, cuando Pratchett muestra al lector los movimientos en Ankh Morpork, singularmente los del archicanciller, que terminan con Rincewind en el cul… del… ejem, en el quinto pino del Mundodisco.
La parte paródica está dedicada, como he dicho al principio, a China, que en 1994 solo era aún un gigante despertándose, nada que ver con la situación actual en que ya se ha zampado el mundo. Entonces era un país aún más cerrado, que estaba dando los primeros pasos hacia su singular «capitalismo» y casi desconocido para occidente. Las protestas de Tiananmén estaban recientes y aún lo era también, relativamente, la noticia de los guerreros de terracota de Xi´an, que también juegan un papel en esta historia, lo mismo la Gran Muralla.
Una gran, entretenida y divertida aventura para todos los seguidores de Pratchett y su Mundodisco.
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