En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

jueves, 6 de febrero de 2025

Música para feos - Lorenzo Silva

 


Que me gustan los libros de Lorenzo Silva lo demuestran los 19 títulos suyos que he leído. Lecturas que me autorizan a decir que solo le conozco un único registro, y que ese registro chirría en esta obra.

Como todo lo que recuerdo haber leído suyo, Música para feos está escrita en primera persona, pero con la singularidad en esta ocasión habla una mujer. El problema es que Mónica, la narradora protagonista, habla exactamente igual que todos los protagonistas masculinos de Silva y comparte también con ellos la visión del mundo y de sí misma. Me ha resultado casi imposible pensar que quien me hablaba era una mujer y no Bevilacqua o alguno de sus trasuntos, y eso me ha hecho un poco rara la lectura.

Solo he conseguido olvidar un poco esa molesta sensación en la segunda parte de las dos que pueden distinguirse en la novela. La primera es un poco lenta y no demasiado atractiva: Mónica, una mujer joven pero no muy hábil a la hora de conseguir echar un polvo tonto, se deja llevar por una amiga en la noche de Madrid y así conoce a un tal Ramón, cuarentón, que como tantos protagonistas de Silva (y aquí comparte protagonismo con Mónica) es un tipo más o menos duro y desengañado, siempre fiel a valores que tiene clarísimos y honesto. Tanto que, por si las moscas, su planteamiento ante el eventual revolcón no deja de tener su aquel paternalista y, hasta si se quiere, ridículo. Lo más destacado de este comienzo es que Ramón es en todo momento guardián de su misterio: contigo pan y cebolla, pero no información. Es así como Mónica se enamora de un desconocido que sigue siéndolo aunque pasen los días y los encuentros.

La segunda parte es la mejor, a mi juicio, pero no tanto por lo que cuenta o cómo lo hace sino por las reflexiones que surgen al final del misterio. Reflexiones al hilo de dilemas morales. ¿Cuáles? Pues los que deben afrontar las personas cuyo trabajo consiste en ejecutar el mal menor. La elección suele estar clara desde fuera, pero cuando uno debe ser el artífice puede no estarlo tanto ni para él ni para quienes le rodean. O, lo que es peor, puede estarlo claro para él y no para quienes le rodean.

Al finalizar la lectura, el lector puede pensar que esta obra es un pequeño alegato en favor de esta gente que asume estos dilemas en beneficio de una sociedad que desde fuera lo ve claro porque no asume los costes que sí recaen sobre esa gente, y seguramente no iría desencaminado. 

Esas reflexiones, interesantes, son la esencia de esta breve obra que se lee muy rápidamente. Desde luego más interesantes que la trama y los personajes, siempre un tanto acartonados por no acabar de encajar (ella) en el registro único al que al principio me he referido.

        El título se debe a un elemento tangencial y no definitorio: la música que los dos personajes comparten a través de internet, aunque también podría uno pensar en cómo de guapo o feo has de ser si te gusta la melodía de la vida de Ramón.


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