En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 12 de abril de 2021

Seis cuatro - Hideo Yokoyama

 


 

              Hace catorce años, en un lugar de Japón se produjo el secuestro y asesinato de una niña de siete años. El departamento de Investigaciones Criminales de la prefectura codificó la investigación con el número «seis cuatro». El caso, a punto de prescribir, sigue sin estar resuelto y aún escuece no poco en la conciencia de cuantos participaron en los dispositivos de búsqueda e investigación. La máxima autoridad policial de Japón anuncia una visita, en apariencia de imagen, para reafirmar su compromiso con la familia de la víctima y dar un impulso, ojalá que definitivo, a las moribundas investigaciones.

              Al hilo de esta visita, el protagonista, recientemente trasladado, contra su voluntad, al puesto jefe de relaciones con la prensa de la policía en el departamento en cuestión, recibe el encargo de allanar las cosas para la visita del jefazo tanto con la familia de la niña como con la prensa. La tarea, relativamente sencilla, se transforma en un infierno cuando Mikami, que tal es el apellido del señor, intenta averiguar la razón de todas las trabas que encuentra.

              El origen de las mismas está en los enfrentamientos entre los policías «de calle» (que se sienten orgullosos de ser los «pata negra») y los policías «de moqueta», en las complicaciones personales de Mikami por ser ahora de los segundos y sentirse de los primeros, en las complicaciones aún mayores porque su propia hija adolescente ha escapado de casa y su esposa lleva meses noqueada por este hecho, en los líos, rivalidades y trapos sucios, en la enorme descentralización administrativa que suscita recelos del departamento –con diferencias notables entre cada rama- respecto a «Tokio», y  en las propias las intenciones «de Tokio», que enredan aún más las cosas. Y todo enfangado por los fallos en las investigaciones, que cada cual oculta o explota en su propio interés y según su calaña, enfangado también por una férrea jerarquía en la que, sin embargo, no es difícil saber quién va a sustituir a quién, y complicado, lógicamente, por la necesaria discreción cuando se investigan según qué asuntos. Un último elemento acaba de enloquecer la situación: lo encrespados de los ánimos de la prensa local a cuenta del tratamiento del anonimato en las informaciones policiales; una relación, la de la prensa y la policía, tan intensa como agobiante y en ocasiones disparatada. Y todo, con personajes que, en general, son más bien introvertidos. Por no decir muy introvertidos. Cuestión cultural, supongo.

              La compleja maraña de causas, intenciones y acciones se sigue razonablemente bien, aunque en ocasiones puntuales uno se siente un poco perdido. Algo parecido sucede con el organigrama y jerarquía policial, aspecto clave en esta historia. También hay que leer con cierta continuidad porque el número de personajes es considerable, y todos son presentados por su nombre y cargo; nombres, por cierto, que a la mayoría de los lectores no les bastará para identificar el sexo del personaje.

              La novela es intensa e interesante, aunque con altibajos en el ritmo, con abundantes reiteraciones que no traen por causa refrescar la memoria del lector y que podrían haberse evitado, ganando agilidad sin perder esencia. Está escrita con un nivel de detalle abrumador: solo falta acompañar al protagonista al baño, lo cual es bueno para trasladar la sensación de agobio y mayúsculo estrés al que se ve sometido Mikami, en buena parte por su propia curiosidad. En cuanto al final, es brillante; largo y brillante, con varios giros inesperados que no solo tienen por objeto proporcionar acción sino, también, provocar en el lector cierta conmoción por las implicaciones emocionales que tiene el modo en que las cosas alcanzan su desenlace. Seis cuatro es una novela buena, distinta a casi todo lo que puede leerse en novela negra, y enriquecedora desde varios puntos de vista (tanto por la situación personal del protagonista como por lo que muestra de la idiosincrasia japonesa y administrativa en Japón). Ahora, de ahí a decir, como dice la faja, que si hubiera un Nobel de novela negra había que dárselo a Yokoyama...



No hay comentarios:

Publicar un comentario