Magnífica
obra, y breve, que se lee con la sensación de haber ido a caer en una mezcla de
sueño y misterio en la que un hombre, Tadeus, busca rescatar para el presente el
recuerdo de la Isabel que hace muchos años conoció, cuya pista va buscando por
todo el mundo al tiempo que reconstruye la vida de la mujer. Cada pista es un
paso, y cada paso el círculo de un mandala que se va cerrando con la esperanza
de, al final, encontrar a Isabel en el centro.
¿Pero qué
es la mezcla de recuerdos y expectativas más que una de las formas que adoptan
los sueños? O, más bien, la mezcla es el sueño de un sueño. ¿Y en qué se
transformará ese último sueño si se consigue alcanzar el momento de soñarlo?
Desde un fondo onírico, pero realista por la contundencia de la
sensación que produce, llegamos a comprender y a sufrir cómo los sueños son tan
reales como inasibles.
En ese
proceso que se va construyendo palabra a palabra, cada una forma, además, las
diferentes historias que Isabel, su lucha por la vida, que es también la lucha
de cada sociedad. A la vez, la actitud de Tadeus es la lucha por el presente y
quién sabe si por el futuro, porque es la lucha contra el olvido, porque
Tadeus, buscando a Isabel, trata de deshacer el olvido que los ha separado durante
toda una vida: cuando no sabes nada de la vida de una persona a la que te
sientes inevitablemente vinculado, tratas de reconstruirla recopilando información
que se sostiene con la argamasa de las conjeturas. Quien no tiene la realidad,
debe conformarse con imaginarla. O con soñarla. Cuando ya no pueda perfeccionar
más su sueño, habrá llegado al centro del mandala y solo le quedará la
despedida y el recuerdo del propio sueño.
Estupenda reseña. Parece una novela muy sugerente. Un saludo.
ResponderEliminarGracias. Es una delicia de novela que, por cierto, le costó mucho tiempo escribir a pesar de su brevedad.
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