Circulan
hoy los hashtags #AmoLaNavidad y #OdioLaNavidad. Me reservo la opinión. En
cambio, la de Ajonio es evidente. El hombre, como esos pobres
que Berlanga puso a la mesa de los ricos en Plácido, está encantado porque cada año en Navidad acuden a él nuevos lectores que lo invitan a su biblioteca. Tan agradecido queda el
pobrecillo, siempre tan solo y olvidado en su asquero… digoooo en su
destartalado sex shop, que en agradecimiento nunca roba nada a sus anfitriones,
si no es un montón de sonrisas y unas cuantas carcajadas.
Así que
aquí lo tenéis, ya ataviado con sus mejores galas para honrar a quienes vayan a
acogerlo estos días en sus bibliotecas.
Que no os pase nada esta Navidad.
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