La
sombra de Carlos Salem me alcanzó cuando leí Camino de ida, y ahí sigo,
cobijado ahora a la sombra de Cuando mi sombra te alcance, obra que incluye dos
novelas, una larga, Pero sigo siendo el rey, y otra más corta, La loca del pelo
verde, que transcurre seis años después y que cierra cuestiones relacionadas
con el protagonista de la primera, que no con la trama.
Pero
sigo siendo el rey es una historia magnífica en la que el humor, más vinculado
al carácter de los personajes que a las situaciones -y las hay divertidísmas-
se mezcla con una especie de melancolía que impregna tanto al protagonista (un
detective privado, antiguo policía, un tipo duro ligeramente caricaturesco aún
enamorado de una mujer de cuya muerte se culpa) como a los personajes secundarios;
entre ellos, el Rey Juan Carlos, que en el momento en el que transcurre la
historia aún no es «emérito», el cual aborda la vejez desde el recuerdo de una
vida forzosamente extraña y desde la alegre inconsciencia de quien confía en
que no hay problema del que no se pueda salir.
El Rey
ha desaparecido. El detective debe encontrarlo. O no, porque ni le apetece ni
tiene ganas. Y, cuando lo encuentra, debe protegerlo de los mismos que lo
buscan, porque… ¿Por qué lo busca tanta gente? Encontrar respuesta es uno de
los motores de una acción, pero el principal es saber si los «buenos» van a
caer en las garras de «los malos», y es que durante una buena parte el libro es
una especie de «road movie» con elementos que, sin salir del humor, están
relacionados con el realismo mágico. Más tarde, con la incorporación de
personajes de Camino de ida, la novela inicia sus mejores momentos
humorísticos, a la vez que la acción alcanza un sedentarismo en lo más conocido de Madrid que se agradece, porque, al
igual que me ocurrió en Camino de ida, hay un momento en el que el temor a que
los personajes se pasen la novela de acá para allá se hace presente.
Fenomenalmente
escrito, el autor juega a que sea la inteligencia del lector la que aporte lo
necesario para reírse, lo cual enriquece el texto. Quizá no lo enriquece tanto
esa división del libro en dos historias, aunque solo sea por lo poco habitual,
lo cual se remedia con un prólogo-confesión en el que podemos ponernos en el
pellejo de Carlos Salem para entender lo importante que para él es la relación
con sus personajes. Para ellos más que un escritor es un padre, y por eso ha
querido que su sombra protectora alcance todo lo que debe alcanzar para no
dejarlos cojos.
Digo
esto porque la segunda historia, La loca del pelo verde, una sencilla trama al
hilo de una denuncia aparentemente tonta, que toma personajes de la primera
pero nada del argumento, permite dejar al genial detective, José María Arregui,
más o menos en paz consigo mismo. Y, por tanto, con su autor.
Un gran
libro cuya lectura merece la pena, y que me ha hecho pensar, una vez más, en lo
poco que se valora la calidad cuando rezuma humor. Y Cuando mi sombra te
alcance rebosa calidad y humor.
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