El club de los mentirosos es una autobiografía novelada que toma su título del grupillo de amigos que se reúnen en un bar de barrio de Texas en los años 60. En esas reuniones, el padre de la protagonista, una niña de siete años, cuenta trolas mayúsculas. ¿Por qué toma el título de ahí? Porque es en esos momentos, en medio de tantos embustes, cuando la niña se siente más auténtica, se siente una más en la pequeña sociedad en la que vive, se vuelve maravillosamente "normal" porque por un instante abandona la vida caótica que sufre a causa de su madre, una mujer con numerosos traumas, impulsiva, depresiva, alcohólica y muchas cosas más que hacen de ella un personaje tan tormentoso como atractivo y al que, a diferencia de lo que ocurre con la protagonista-narradora, solo vamos conociendo muy poco a poco hasta, al final del libro, comprenderla por completo.
Pero ese "club" da título al libro porque a su vez es trasunto de esa existencia extravagante y en extremo dura que obliga a la protagonista a "mentir"; es decir, a fingir ante los demás y sobre todo ante sí misma para intentar vivir con una normalidad que ni disfruta ni siente; finge para ser una más, ante el resto y ante ella misma, para no sentirse excluida, para poder amar a sus padres como supone que ocurre en una familia normal, para huir de la falta de oportunidades, de los dramas cotidianos, de la soledad, del dolor, de la incomprensión... Pero si todo eso está ahí y a pesar de ello o precisamente por ello finge, ¿no es entonces la vida una farsa? Y qué angustia, qué duro y triste vivir una vida que no es real. De ahí el título, que se comprende a la perfección gracias un final potente, duro, emotivo y buenísimo; un final que hace maravilloso un gran libro que su autora escribió para contar la verdad y poder dejar de disimular ante sí misma. El club de los mentirosos lo formamos todos cuando no nos atrevemos a reconocer la verdad porque nos duele o da miedo. El club de los mentirosos es algo más que una autobiografía novelada: es una liberación.
La historia es dramática, Mary Karr entra en detalles sórdidos y de dureza extrema. Conviene recordarlo porque está tan bien escrito, con tanta sinceridad, fuerza, claridad y habilidad que a pesar de lo que cuenta a veces parece un libro de humor. Un gran libro de humor. Con este libro he soltado más carcajadas de las que recuerdo haber soltado con ningún otro, y no porque la autora haya pretendido ser graciosa, sino porque la vida ofrece contrastes y casualidades que, vistos desde fuera, mueven a la risa y, vistos desde el recuerdo, facilitan la comprensión y la reconciliación con uno mismo.
Este libro no es solo un acto de liberación individual, también lo es colectivo, familiar. Admitir la verdad es catártico. Las víctimas de la mentira eran todos los miembros de la familia: la madre, el padre y las dos hijas: la narradora y su hermana mayor, forzada a los diez años a una madurez precoz. Todos ellos eran víctimas de vivir como la sociedad no perdona y trataban de hacerlo como si fueran lo que no eran. ¿Por qué? Porque afrontar la verdad se les hacía demasiado duro y porque vivir en la mentira tiene un efecto contagioso: quien vive en ell, fuerza a quienes le rodean a hacerlo también aunque no se den cuenta.
El club de los mentirosos no es también un homenaje a la madre de Mary Karr, sino una gran muestra de amor que no dudo que a toda la familia dolió, pero que al final alivió.
El libro fue publicado en Estado Unidos en 1995, pero aquí no ha llegado hasta ahora, editado por Periférica y Errata Naturae, también responsables del "descubrimiento" para España de otro grandísimo libro sobre la figura de la madre: Tú no eres como otras madres.
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