Entre
culebras y extraños combina la calidad con el interés y la brevedad. Contada en
forma de monólogo algo amargo a través del que el adolescente y anónimo narrador se dirige
al lector, conocemos a un chaval con ínfulas que ha leído y trata de tú a tú a
grandes filósofos –sobre todo a Schopenhauer- pero que, en realidad, está
perdido en la vida y refugiado en lo más hondo de su propio yo, parapetado tras
la enfermedad unas veces real y otras no tanto, para digerir su propia vida y también la muerte de su padre. Su único
contacto con el mundo exterior es su hermana mayor y, sobre todo, una novia,
Sofía, única persona en la que confía y a la que ama –bien que sea un
cascarrabias- y respecto a la que tendrá que enfrentarse a un dilema que ni él
ni el lector esperan, y que a media obra da a la historia un giro psicológico
enorme.
El padre muerto al que poco se menciona pero cuya falta se hace notar, la madre, la hermana, la novia y, sobre todo, cómo los ve a todos un adolescente dependiente de presencias y ausencias conforman la novela. Precisamente que su protagonista esté abriéndose al mundo, permite que el autor ofrecer una panorámica breve pero intensa de esos miedos y sentimientos que nacen en la infancia y nos acompañan siempre tras pasar, mejor o peor, por ese cedazo que es la adolescencia y que antecede a la madurez. Es ese siempre el que hace de Entre culebras y extraños un libro para adultos en el que tratar de reconocerse en las inseguridades y absurdas seguridades del adolescente que cada uno fue.
A pesar
de la particular utilización (o falta de ella) de ciertas normas ortográficas,
se lee sin dificultad, con agrado y atención, porque logra captarla siempre. La
calidad se ve en todas partes: en el lenguaje, en la proporción, en el ritmo y,
sobre todo, en la forma en que se tratan temas profundos y complejos, como lo
es la relación del protagonista con su propia vida, con la muerte y con lo que
sabrá quien lea esta magnífica novela que tiene un poco de muchas otras
clásicas.
Te agradezco la reseña. Has extraído lo esencial sin desvelar nada, lo claro de lo oscuro. Tus palabras son para mí un buen lazarillo. Y además, parece que coincidimos en los lugares en los que merece la pena hospedarse.
ResponderEliminar¡Gracias! Cierto: he intentado no desvelar nada, porque créeme que sí hay algo que desvelar y que es esencial para la total comprensión de la novela, pero, a diferencia de otras en las que sí se pueden desvelar cosas porque lo importante es el cómo, aquí el qué condiciona de tal manera el cómo que es preciso callárselo ;-)
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