Wilt, el célebre personaje de Sharpe, un profesor de algo parecido a "deformación profesional", se
ha mudado a una casa con jardín, en un buen barrio, donde su santa esposa da rienda suelta a sus veleidades
ecológicas. La buena mujer, además, ha alquilado unas habitaciones en el piso
de arriba a una guapa alemana, que resulta ser una buscada terrorista, amén de
una tentación para Wilt. El asedio a la casa para atraparla a ella y a sus
compinches centra una novela donde Sharpe desarrolla su inaudita capacidad para
formar un complejísimo caos (para diseñar el caos, casi se podría decir),
mezclándolo con toda una suerte de personajes pintorescos cuya peculiaridad
radica en su carácter: desde la vieja vecina hasta la excéntrica esposa de Wilt
y sus amigas, pasando por las cuatrillizas o los miembros de la policía.
Ni que
decir tiene, el más normal de todos, Wilt, es el que más disparates acaba
cometiendo impelido por las circunstancias. Y siempre sin renunciar, por
supuesto, a su pesimismo vital.
El ritmo es muy bueno, y la acción transcurre sin demoras ni apresuramientos, permitiendo una lectura rápida y sencilla. El autor cita a menudo el pasado de Wilt, lo que hace aconsejable, aunque no imprescindible, haber leído la primera novela de la serie. "Wilt". También recurre a algunos de los recursos de esta, como los estrafalarias materias que se imparten en el centro donde trabaja el protagonista.
En
definitiva, humor de situación con numerosas pinceladas en las que el autor
ironiza con numerosos temas social y políticamente relevantes, en el marco de un
sistema educativo cuyo objetivo parece la alienación.
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