La voz del violín (Serie Montabano, 4)
Un accidente tonto hace sospechar al comisario Salvo Montalbano que algo raro sucede en una casa no lejos de Vigàta: han chocado con un cochecito aparcado a la puerta, y nadie reclama nada. Esto le hace saltarse las normas a la torera, allanar la casa y acabar descubriendo un crimen. Lo siguiente, claro está, es organizar el descubrimiento “oficial” y eliminar sus huellas para que nadie s sospeche de él.
Un accidente tonto hace sospechar al comisario Salvo Montalbano que algo raro sucede en una casa no lejos de Vigàta: han chocado con un cochecito aparcado a la puerta, y nadie reclama nada. Esto le hace saltarse las normas a la torera, allanar la casa y acabar descubriendo un crimen. Lo siguiente, claro está, es organizar el descubrimiento “oficial” y eliminar sus huellas para que nadie s sospeche de él.
Así comienza una novela donde, como siempre, Montalbano
quiere descubrir la verdad y, entre otros problemas, se topa con una jerarquía
más interesada en presentar resultados que en hacer las cosas bien. Y en esta
ocasión la actividad de Montalbano ha de servir para tanto para solucionar el
caso como para volver a poner orden en casa. Lo cual, dicho sea de paso, lo
facilita alguna que otra colosal metedura de pata.
Me he propuesto leer por orden de aparición todas las
novelas de la serie Montalbano, y poco a poco, al menos hasta ahora, veo cierta
deriva hacia el planteamiento humorístico de las relaciones, aunque siempre de
la mano del peculiar ánimo con que el protagonista se toma las cosas.
Esta novela es también una de las que más me ha enganchado.
La he leído en apenas veinticuatro horas. Las cosas suceden a un ritmo intenso,
pero no agobiante, y los secundarios, a estas alturas, ya están dotados de
completa personalidad. Llama también la atención una especie de “marcha atrás”
en el plano personal del comisario que Montalbano apuntó al final del libro
anterior, como si no hubiera considerado oportuno meterse en ese jardín. Esa
marcha atrás constituye el marco personal de Montalbano en el que en esta
ocasión se desarrolla la trama.
Y, como siempre, mención especial para la cocina. Alguien,
alguna vez, tendrá que hacer el listado de todo lo que come el comisario
Montalbano. Daría para hacer el menú de un buen restaurante de por vida.
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