Tras leer
Ya sentarás la cabeza no dudé en comprar y leer Comimos y bebimos –publicado
dos o tres años antes- cuyo subtítulo, «Notas de comida y vida», no hace más
que reforzar lo que el título anuncia. Como me habían avisado, sabía que iba a
encontrar algo parecido a Ya sentarás la cabeza, y así ha sido, aunque hay notables
diferencias: permanece y se intensifica el amor al papeo y la loa de todo buen
plato, pero no aparecen ni a los postres las anécdotas profesionales ni las reflexiones
a la buena de Dios; cuanto se dice en Comimos y bebimos tiene algo que ver con
la pitanza.
Para
degustar este libro hace falta ser buen lector y tener buen apetito. Peyró
habla de la comida con un lenguaje rico (también en el sentido de sabroso) y
elevado, pero con el tono de quien sabe que está ensalzando hasta los cielos
algo de lo que en última instancia todo el mundo puede prescindir y, si no
queda otro remedio, cambiar por un mal bocadillo, de lo que resulta un texto
que acerca tanto al humor como una buena comida.
A
capítulo por mes (porque cada época tiene sus peculiaridades gastronómicas),
Peyró habla de las cuitas de quien tiene un paladar más excelso que abundante
su bolsillo, realiza agudas observaciones sobre lo que ciertas comidas y
bebidas representan en la sociedad (la de veces que he recordado sus palabras
sobre el vino blanco) y de vez en cuando se deja llevar alegremente por la
euforia de un magnífico sabor para revolotear entre elegía y poesía sin perder
nunca el humor.
El
resultado, un libro que se lee como se saborea una magnífica comida.
Comimos y bebimos en Todos tus libros
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