De los
escritores famosos se aprovecha todo, hasta el punto de que opúsculos como
este, que hace no tanto solo se hubiera publicado en una recopilación junto a
otros veinte o treinta , ahora merece el «honor» de ver la luz con edición
propia (y mejorable) a cargo de Altamarea.
Tiresias,
según la mitología, recibió la ceguera como castigo de los dioses por meterse
donde no debía (que si ver a Atenea en cueros, que si intervenir en una
pelotera entre Hera y Zeus…), y como los dioses tienen sus cosillas, igual que
le atizaron la condena de no poder ver lo que había ante sus narices le dieron
el don de poder ver el futuro.
Y
Camilleri, que al final de sus días se quedó ciego y debió dictar sus últimas
obras, se pone en el pellejo de Tiresias para contarnos, en primera persona y
no sin cierto humor algo socarrón, su deambular por los siglos, haciendo un
repaso de la figura del adivino griego y de los distintos modos en que, de un
modo u otro, su mito se ha presentado en la literatura a lo largo del tiempo; los motivos que han dado lugar a cada uso son objeto de chanza por Tiresias-Camilleri, lo que sirve de excusa para la conversación.
Un librito entretenido y enriquecedor.
Carlos
García Gual firma el epílogo que ocupa ocho páginas, por cuarenta y seis del
opúsculo.
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