En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

sábado, 25 de abril de 2020

Un sábado con los amigos - Andrea Camilleri





                Hasta en la época de confinamiento en que he leído esta novela es posible pasar un sábado con los amigos, aunque sea a través de videoconferencia. Pero, confinados o no, lo que no resulta aconsejable es pasar un sábado con los amigos como el que «disfrutan» los personajes de Camilleri.

                Un sábado con los amigos es una de esas novelas en las que Camilleri renuncia al humor -aunque no por completo al que deriva de la exposición de las debilidades humanas- para centrarse en una «historia de historias» peculiar, porque más que entrelazarse -que se entrelazan- las de diferentes personas, el tejido está formado por la historia de los personajes en diferentes momentos de su vida, desde la infancia a la edad adulta, para desembocar en el sábado por la noche en que sucede lo que sucede porque hace treinta o cuarenta años que llevan sucediendo ciertas cosas.

                El estilo de Camilleri -agilidad, muchos diálogos, alguna mujer hermosa no muy pacata- es reconocible en todo momento. No lo es tanto el devenir de la historia porque la profusión de personajes, las idas y venidas en el tiempo, y las cambiantes relaciones entre ellos a lo largo de los años embarullan un poco el seguimiento, aunque al final todo es diáfano. Y, como siempre, Camilleri tiene algo que contar.

                ¿El argumento?

                Un grupo de niños y jóvenes que se conocen en el colegio y la universidad han llegado a la vida adulta. En el pasado unos formaron pareja con otros; algunas se rompieron y se formaron otras nuevas de modo que «la esposa de mi amigo fue mi novia», «la que fue amante de mi esposo ahora está casada con mi amigo y exnovio» y… Cosillas así. Cosillas que provocan un aluvión de secretos derivados de las vivencias pasadas que se comparten no con las parejas actuales, sino con las que ya no lo son pero siguen pululando cerca. Unamos que, además, si de jóvenes los intereses de unos y otros suelen diferir poco, unos años más tarde han podido evolucionar de modos completamente distintos.

                Ya lo dijo Neruda: «Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos». 

               ¿O sí, y precisamente por eso...?




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