En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

miércoles, 22 de abril de 2020

Que nadie duerma – Juan José Millás





                «Nessum dorma» (Que nadie duerma) es un aria de Turandot, la inclusa ópera de Puccini estrenada hace casi un siglo en Teatro de la Scala de Milán. La ópera cuenta la historia de la princesa china Turandot, quien sometía a sus pretendientes a una cruel prueba: quien consiguiera resolver los tres misterios que les planteaba, obtendría su mano; quien no lo consiguiera, lo pagaría con la muerte. Un argumento inspirado en una historia persa del siglo XII.

                Lucía, la protagonista de la novela, no tiene tanto genio. Es una informática en paro reciclada en taxista y algo obsesionada con los pájaros, que ve en todas partes. Se ha enamorado perdida e instantáneamente de un vecino al solo ha visto una vez, el cual, para colmo, se ha largado a vivir a otro sitio. El vecino era un actor que escuchaba con frecuencia Turandot. Sus sones llegaban a Lucía a través de los conductos de aireación del baño. Solo escuchada así era para ella soportable la ópera, lo cual, obviamente, es una señal, un dedazo de los dioses señalando al vecino.

                Como tantos personajes de Millás, Lucía se pone en manos del destino: ¿qué mejor manera de conseguir el amor de su vida que ser taxista? Basta ir de acá para allá llevando a unos y a otros para que algún día quien se suba en el taxi sea él. Y ella estará escuchando Turandot, inevitablemente Nessum dorma, y seguro que en la famosísima interpretación de Luciano Pavarotti. Y entonces…

                Y entonces serán felices y comerán perdices. Pero, mientras tanto, Lucía debe recorrer Madrid arriba y abajo, que es también Pekín en su imaginación y hasta en los mapas que lleva en el coche, de modo que su deambular por la vida lo es también por un mundo de ensueño en el que la realidad se mezcla con la fantasía hasta que de la fantasía volvemos a la realidad a través de personajes secundarios que pasan por el taxi provocando efectos sorprendentes y un final más inesperado aún.

                En resumen: una novela de Millás, que es tanto como hablar de un enorme dominio del lenguaje, de un tono a un tiempo profundo, informal e irónico, con mezclas tan extravagantes que cabe hablar de un «humor serio» no sé si pretendido pero inevitable, con personajes de personalidad múltiple (¿o desdoblada?) que transitan, trastabillando con un punto de chifladura, por la invisible línea que separa la realidad de la fantasía. Cada una de sus personalidades se encuentra a cada uno de los lados de esa línea. Y ya se sabe lo que pasa cuando se avanza: que al mirar hacia delante todo se confunde en el horizonte. Y hacia allá, hacia esa confusión, avanzan sin vacilar los protagonistas de Millás.



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