La
cuarta novela de la saga Malaussène, publicada en 1995 es la más larga y, de las cuatro primeras, una de las mejores. ¿Por qué?
Por el
inteligentísimo humor que se mantiene constante a lo largo de toda la obra
apoyado en una ironía que a su vez se sustenta en un lenguaje rico y divertido
intencionadamente altisonante. Se disfruta con el lenguaje y ánimo del narrador tanto como con las situaciones.
Por la
complejidad de la trama. Es muy complicado sacar adelante a la vez varios
asuntillos de la envergadura de misteriosos asesinatos de prostitutas a las que
extirpan tatuajes, el salvamento de cierto cine, los cambios de personajes por
la desaparición de unos y la aparición de otros, la historia de un viejo matrimonio
chiflado por el cine y autor de la Película Única -supuesta obra maestra
destinada a ser vista solo una vez- es complicado escribir así por cóm entre todo eso se mezclan otros crímenes y por cómo -no puede ser de otra manera- Malaussène acaba en situación de
cargar con ellos, pero no de un modo no repetitivo que imite las anteriores novelas, sino distinto pues en esta ocasión la cosa se debe
al empecinamiento de un personaje concreto que… Muy complicado llevar todo eso de modo armonioso, sin que el lector se pierda y manteniendo el humor, y aún más en
un contexto con innumerables personajes, idas y venidas en el tiempo e incluso
en la posición del narrador. Muy complejo y, sin embargo, qué bien y fácilmente
se lee.
En
resumen, porque el conjunto es brillante.
Por
poner un «pero», para apreciar esta
novela es mejor haberse leído las tres anteriores, lo cual, a su vez, hace que
en determinados momentos las abundantes
referencias al pasado, aunque sean sucintas, se hagan innecesarias, dándose además la paradoja que de esas aclaraciones que sobran a los lectores de las tres primeras novelas no parece que sean suficientes
para orientar a quien no las hayan leído.
Si al
terminar La pequeña vendedora de prosa decía en este mismo blog que la novela
me había parecido la más floja de las tres primeras y eso me hacía pensar en el
modo en que a veces los escritores aprovechan el éxito aun a costa de su propia
obra, en esta ocasión no puedo decir lo mismo: El señor Malaussène es una gran
y divertida novela, con un humor de altísima calidad. Dedicarle una lectura atenta es una magnífica manera de
disfrutar.
Bien la síntesis y opinión, luego de la compra y lectura. No veo, quién recomendó o cual la decisión de lectura.
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