En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 23 de junio de 2014

Luna de papel – Andrea Camilleri



Luna de papel (Serie Montalbano, 13)

            Pese a que muchas de las cosas que ocurren en esta novela se ven venir, lo cierto es que se trata de una de las más entretenidas, y por momentos enrevesada, de Montalbano. Además, aunque estamos nada menos que ante la decimotercera de la serie no puede decirse (a diferencia de lo ocurrido en alguna de las precedentes) que resulte reiterativa.

            Una mujer de mirada inquietante requiere la ayuda del comisario. Su hermano no aparece y ella no se atreve a entrar en su casa por miedo a que le haya ocurrido algo. Y algo le ha sucedido, efectivamente. Que le han pegado un tiro. El asunto tiene toda la pinta de un crimen pasional, lo cual conduce a al comisario a repasar los amores del caballero, entre los que hay alguna damisela que a Montalbano le hace tilín y hasta tolón.

            Como para conocer al asesino a menudo es preciso conocer a la víctima, una de las vías que suele seguir este género es precisamente ese: reconstruir la vida del finado, la cual, para que sea novelesco, debe proporcionar una sorpresa detrás de otra.

            Y para sorprender, nada como partir de una víctima normalita, de clase media, un pringadillo sin demasiados amigos, ni enemigos conocidos. Un tipo de esos que vive y deja vivir. El muerto, en este caso, es un “visitador médico”. O sea, un comercial de laboratorios, que es una forma de ganarse la vida como cualquier otra. Que hay sorpresas, ya lo he dicho, pero me ahorraré cuáles para no chafar la lectura a nadie.

            Por lo demás, Mimí Augello tiene un trabajo extra: calmar al jefazo de Montelusa responsable del tráfico de drogas. El motivo: han muerto por sobredosis varias personas eminentes. La causa del óbito no se ha hecho pública (oficialmente los infartos y similares son muy socorridos para no manchar la reputación de nadie), con lo que se han guardado las formas, pero la policía cree que un camello bien relacionado está vendiendo mercancía defectuosa, y teme hasta dónde puede llegar el desaguisado. Una trama que corre paralela a la otra sin que el comisario se meta en ella, aunque es puntualmente informado.

            Ojo con los detalles. De todas las que he leído de Camilleri, esta es una de las que más detalles significativos tiene; y como es fácil que el lector los pase por alto, más vale que la lectura no se prolongue más allá de dos o tres días.

         Luna de papel confirma también uno de los sellos típicos de Camilleri: junto al extraordinario realismo de alguno de los detalles personales del comisario conviven rasgos propios del personaje osado, un tanto heroico y alocado, amén de unas tramas que, como el personaje, saltan continuamente desde el realismo a las situaciones, complicaciones e incómodas casualidades propias de las novelas de aventuras.

            Y termino como casi siempre, con una referencia al humor, que cada vez se fundamenta más en tres recursos: el voluble temperamento del comisario, la pasión que pone en todo sin que pase por su cabeza el concepto de “riesgo”, un Catarella especializado en destrozar el lenguaje y en idolatrar al comisario hasta desembocar en la caricatura, y el recurso a la reiteración. A la reiteración de costumbres peculiares que se repiten de una novela a otra, y a la reiteración de situaciones dentro de una misma novela, como en este caso es la cita con el jefe superior. El efecto: el humor aligera la lectura y es imposible leer estas novelas sin terminar de buen humor, cuenten lo que cuenten y haya los muertos que haya.

            

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