En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

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lunes, 27 de noviembre de 2023

Los siete maridos de Evelyn Hugo – Taylor Jenkins Reid

 


Publicada en España febrero de 2020 (y en Estados Unidos en 2017), Los siete maridos de Evelyn Hugo lleva desde entonces en las listas de libros más vendidos. En el momento en que escribo estas líneas ocupa el puesto 14 en Amazon en España y, en ebook, se mantiene en el top 100. En Estados Unidos, ¡seis años después de su publicación! sigue en el puesto 42 en Amazon, en papel. El éxito comercial es apabullante, a pesar de lo cual esta novela es una ilustre desconocida.

Evelyn Hugo es una actriz de origen latino, piel morena y pelo rubio, que a punto de llegar a octogenaria hace mucho que ha alcanzado la celebridad más absoluta por sus películas y por su agitada vida sentimental. O eso cree todo el mundo. Llegado ese momento de su vida, ya no muy lejano al final, Evelyn contacta con la periodista desconocida y de raza negra para redactar una biografía autorizada que le reportará a su autora fama y dinero sin fin.

Y Evelyn, ¿qué gana?

A partir de este peculiar comienzo se desarrolla una novela que alterna la vida de Evelyn, joven ambiciosa salida del arroyo y cegada por la fama, con la situación de la periodista (separada, a punto de divorciarse y con la ocasión profesional de su vida ante sus narices a cambio de no sabe qué). Varios misterios caminan de la mano en este recorrido: por qué Evelyn ha elegido precisamente a esa periodista; qué consecuencias tendrá la elección, y, sobre todo, cuál fue la peripecia vital de la actriz, que debido a la dimensión de su «libro de familia» y a su celebridad incuestionada a menudo recuerda a Elizabeth Taylor.

La historia fundamental es la de la Evelyn, mucho más que la de su biógrafa. Ella lleva el peso del libro, dividido en apartados cortos y fáciles de leer que se agrupan cronológicamente en función de los maridos. Otra cosa es que estos no siempre responden al concepto común de «marido». Los intereses, el amor, el pragmatismo y el utilitarismo muestran una vida aparentemente desordenada que, en realidad, persigue con toda coherencia un solo fin: el amor a quien de verdad se ama, y, también, un fin accesorio que durante muchos años es el principal: la fama, el prestigio, el dinero, dejar atrás para siempre las penurias.

La historia resulta atractiva, porque a los misterios señalados se une un entorno atrayente: gustan las historias de pobres pringados que a base de audacia y talento alcanzan la cima. Gusta también que los ricos lloren, por aquello consolarse por no serlo. Y gusta el glamour de la fama y husmear en los entresijos de las perfectas apariencias, para conocer qué engaños y miserias las sustentan.

Una lectura ágil, entretenida, fast food literario, pero buen fast food.





jueves, 27 de junio de 2013

Entre dos aguas – Rosa Ribas




    A la comisaria de Franckurt Cornelia Weber-Tejedor me la “presentó” un amigo tan aficionado a este género que hace muchos años que ha dejado de ser un aficionado para ser un experto. Entre dos aguas es la primera novela de esta policía hija de padre alemán y madre española emigrada en los años sesenta. Aunque, para mí, es la segunda, porque me fue presentada a través de Con anuncio.

    Y eso ha condicionado la lectura de Entre dos aguas (creo que para bien), porque al interés de la historia he unido el de buscar la confirmación de aquellas cuestiones que había deducido, con mayor o menor acierto, al leer Con anuncio.

    Cornelia es una comisaria ya madurita, cuyo marido anda por Australia en moto, tratando de encontrarse a sí mismo (extravagancia lo bastante notable como para sentir cierta compasión por la esposa, sola y trabajando sin parar). Cornelia lleva una vida volcada en el trabajo, sin apenas tiempo para sí misma ni para la vida social, tiene una madre que sigue teniendo mucho de la pueblerina que emigró, un padre con un perfil bastante plano, un compañero de trabajo que ha pasado de inseparable a misterioso, malas relaciones laborales con un colega, relaciones pragmáticas con un superior al que respeta más que teme, y es también una comisaria que acaba de enrolar en el equipo a un policía de buen ver; aunque el muchacho, a consecuencia de no saber dónde se mete, acaba compadreando más de lo previsto con el “colega enemigo”. También mantiene una relación de complicidad, aunque estrictamente profesional, con el forense. Y, lo que parece más importante, Cornelia tiene ciertas dudas acerca de si es alemana, española o qué, aunque a todos los efectos se considere alemana.

    Y esas dudas se ponen de manifiesto en esta historia, porque el muerto que aparece en el río es miembro de la colonia española, e incluso conocido por su madre. Por una parte Cornelia debe hacer su trabajo como comisaria alemana, y por otra la colonia española no deja de considerar oportuno que la investigación la realice “uno de los suyos”. De ahí la necesidad de afirmarse; aunque esa misma afirmación, por otra parte, es complicada cuando su madre sigue siendo más española que la tortilla de patata, y a través de ella Cornelia ha comprendido (o al menos tolerado) buena parte de las costumbres hispanas inexplicables bajo una óptica germana.

    Así, a la tensión propia del esclarecimiento de un crimen, se une cierta tensión “social” derivada del deseo del colectivo español de no verse salpicado ni señalado por el delito.

    El devenir de la investigación conduce a algunas alusiones a episodios ambientados en la guerra civil y en la postguerra, trauma que para los emigrantes españoles no evolucionó igual que para quienes permanecieron en España por la sencilla razón de que el emigrante no podía ver con sus propios ojos cómo cambiaban las cosas y cómo evolucionaba la "memoria social". Y la trama de la novela se complica con la presencia, más o menos inquietante, de un sobrino del finado que es un permanente sospechoso (y no desvelo si justificadamente o no).

  Paralelamente, aparece en otro “caso hispano”. El de una muchacha ecuatoriana empleada del servicio doméstico de un tipo influyente, que de buenas a primeras desaparece. No sé muy bien qué papel juega esta trama en la novela: si darle mayor extensión, mayor realismo porque la policía suele conducir a la vez varias investigaciones, si tratar de complicar la previsión del desenlace o el desenlace mismo, o si pretende, simplemente, oxigenar la investigación del caso principal para hacer más ligera la lectura. No es un recurso novedoso, y en Entre dos aguas está bien resuelto, porque queda integrado y los saltos de un tema a otro le dan agilidad.

    Una duda me queda: cuáles son las dos aguas entre las que navega la protagonista. Si al principio parece una referencia al río donde aparece el muerto, enseguida se ve que hay muchas dobles corrientes que atrapan a la comisaria, situada entre las aguas de la colonia española y la sociedad alemana, situada también entre el agua de un caso y otro, en medio de dos colaboradores cuya relación tiene su aquel, e incluso enfrentada a una disyuntiva personal mientras su vida siga como está sin que su marido se moleste en hacer otra cosa que corretear por Australia.

    Una lectura agradable y entretenida, que conviene seguir en las restantes entregas de la serie.