En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

viernes, 28 de noviembre de 2025

Las valoraciones de los lectores

 



Mirad la imagen. Es de Amazon. Del 27 de noviembre de 2025.

    A la botella de whisky de 12 años que cuesta 31 euros los clientes le dan dado una calificación de 4,6 sobre 5. La de 25 años de la misma marca, cuyo precio es de casi 227, la han valorado solo con un 4,5.

    Si aceptamos que el mismo whisky es sustancialmente mejor con 25 años que con 12, debemos concluir que lo que los clientes han valorado no ha sido la calidad del producto.

    ¿Qué han valorado entonces?

    El cumplimiento de sus expectativas.

    Todos sabemos qué podemos esperar de un producto que conocemos. Si sé cómo es el producto porque lo he probado mil veces, si quiero comprarlo, si me lo venden y si lo que recibo es exactamente lo que quería comprar, ¿qué valoración voy a dar? La mejor.

    En cambio, una botella de 227 euros uno no se la pimpla habitualmente. La mayoría de quienes la compran solo lo hacen una vez en la vida, por probar. Por permitirse un capricho. Prevén que va a ser algo excepcional, pero no atinan a imaginarlo con exactitud porque nunca antes lo han probado. Por eso es más fácil acabar desilusionado. Uno pensaba que un mejunje tan caro iba a ser la pera limorena y… solo es la pera.

    4,5 el de 25 años. 4,6 el de 12.

    Esto sucede con todos los productos. Cuanto más conocidos son, más sencillo es que la experiencia se corresponda con la expectativa.

    Pero a mí me interesan los libros.

    Casi todos los best sellers y no digamos ya los long sellers tienen valoraciones muy altas. Comprobadlo. ¿Porque son buenos? No. Porque como son libros conocidos, la mayoría de los compradores los buscan sabiendo lo que van a encontrar. Si estoy habituado a beber whisky X, compro whisky X y me venden whisky X, ¿cómo voy a valorar mal la experiencia? No es la calidad del producto, que puede tenerla o no, lo que ha determinado mi valoración. 

    En cambio, cuando el autor cambia de registro dificulta las expectativas y se arriesga a las malas valoraciones. Si un lector llega buscando un libro como el anterior que escribió el autor y se encuentra algo muy distinto, las posibilidades de que la valoración del nuevo libro sea baja aumentan. Yo quería patatas y usted me ha vendido cebollas. Le ha pasado con frecuencia a Fernando Aramburu porque tiene una gran variedad de registros. ¿Cuánta gente no se quejó de  «Los vencejos» porque no era «Patria»? También le ha ocurrido a Eduardo Mendoza con sus últimas novelas, tan distintas a las anteriores. Aunque el caso que siempre recuerdo (porque me siento culpable) es el de Pablo Tusset: fuimos muchos quienes, sin informarnos bien, compramos «En el nombre del cerdo» convencidos de que era otro «Lo mejor que le puede pasar a un cruasán» y nos decepcionó que no fuera así, a pesar de que era una obra estupenda, incluso mejor. El cruasán tiene en Amazon una valoración que oscila entre 4,2 y 4,6, según la edición, y la otra, más trabajada y mejor, de 3,8.

    Las expectativas se complican aún más cuando el autor es desconocido. No sabes nada de él, ni de su obra. Las posibilidades de errar las expectativas se multiplican por falta de información. Y si encima la obra tiene algo que la separa de la media… 

    Lo he sufrido siempre. Por ser un autor desconocido y por el tipo de libros que he publicado.

    La experiencia con la «La terrible historia de los vibradores asesinos» fue reveladora. Mientras quienes llegaban a ella lo hicieron desde el boca a boca o tras haber buscado o encontrado en las redes información más o menos elaborada, la valoración de la novela fue alta. Entre el 4,6 y el 4,7 sobre 5, sin haber pedido a nadie conocido que la valorara y pese los hatercillos de cabecera. Así estuvo dos o tres años. Pero en cuanto Ajonio Trepileto tuvo el honor de casi inaugurar el servicio de Prime Reading (fue seleccionado en la segunda tanda y repitió más tarde), hubo mucha gente que descargó la novela sin saber nada de ella, solo porque no le costaba un céntimo; pensando, supongo, que sería una novela al uso. Pero como no es así ni por la trama, ni por el lenguaje, ni por el tipo de personaje, la valoración cayó en picado. Digamos que la novela fue «buena» (valoración en torno al 4,6 o 4,7) unos años y «mala» después (3,4). 

    Qué cosas, ¿eh?

    La conclusión es que las valoraciones hay que tomarlas con cautela. Lo mejor que uno puede hacer es informarse sobre el producto y buscar la opinión de personas en las que confíe. Esto vale para los libros y para el atún en escabeche.


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