En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

jueves, 3 de noviembre de 2022

¡Espérame en Siberia, vida mía! – Enrique Jardiel Poncela

 



La mejor manera de suicidarte (sobre todo si te has suicidado mal un montón de veces) es contratar un sicario para que te apiole. Pero sin pagar por adelantado, claro, que luego la gente es muy informal y ni te mata ni nada. Incluso puede haber desaprensivos capaces de primero sacarte los cuartos y luego dejarte vivo. ¿Solución? Contratas el sicario, arreglas lo del pago en las disposiciones testamentarias, y todos tan contentos.

Salvo, claro, que luego no te apetezca morirte. Por ejemplo, porque no te duele nada o porque una vedette se ha enamorado de ti. En estas condiciones, para despistar al sicario lo mejor es escapar como un conejo y citarte en Siberia con la interfecta, ¿a que sí? Porque, seamos realistas: Siberia no es un sitio muy frecuentado ni por sicarios ni por no sicarios. Es un lugar, por tanto, seguro e íntimo. Que sea algo fresquito, ¿qué más le da a una pareja protegida por el calor del amor y sus calentones?

Sobre tamaño disparate construye Enrique Jardiel Poncela una divertidísima novela, desde la primera a la última página, reeditada hace poco por Blackie Books

La obra evoluciona de novela de situación a novela de acción, pero es también en todo momento una parodia, porque, amén de mil cosas más, que el amenazado sea víctima de su propia amenaza no deja de ser algo grotesco, una provocación hacia las novelas de aventuras.

Pero lo que más me ha llamado la atención de esta obra ha sido lo mismo que en las otras tres grandes novelas de Jardiel: la completa libertad que transmite su modo de escribir. No es solo que la novela sea divertida, es que se lo tuvo que pasar en grande escribiéndola. Los recursos al absurdo, a la hipérbole, los juegos de palabras, los sobreentendidos o el juego con los tópicos son casi elementos tangenciales comparados con la sensación de libertad que producen sus idas y venidas, comentarios intercalados, dibujos, observaciones  fundadas en su apetencia o su capricho y tantas otras cosas. Digamos que se concedió licencia para hacer el gamberro impunemente y la aprovechó.

Seguramente es así como salen las mejores historias.

¡Espérame en Siberia, vida mía! es un ejemplo de libertad creativa, humor e inteligencia. Una gozada para cualquier lector.


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