Años 80 del siglo XX. Nicaragua y la revolución sandinista. En ese entorno transcurre esta obra de Antonio Skármeta escrita con ese tono habitual suyo que de puro sencillo resulta casi humorístico, y que tan complicado es de lograr, aunque humorísticas solo puedan ser las extravagancias que puede llegar a hacer el ser humano cuando se ve azuzado por el miedo, porque, en realidad, lo que se nos cuenta, los últimos días, en el entorno de León, del régimen de Somoza, tiene mucho de trágico.
El libro bien puede ser tenido como una obra antibelicista, por el modo en que pone de manifiesto cómo en las guerras, cualquiera que sea su forma, el económicamente débil es siempre carne de cañón, mientras que el poderoso suele acabar indemne. También se muestra como el apoyo del poder puede transformar a cualquiera en una alimaña cuyo único objetivo es seguir disfrutando de su pequeña parcela de influencia y, también, muestra cómo la defensa de la dignidad puede justificar según qué medios, incluida la barbarie. Sin embargo, no entra en la consecuencia lógica cuando todos recurren ella: que a veces solo se consigue sustituir una dictadura por otra, con lo que el débil siempre acaba mal.
Sublime Salinas es un cartero que no reparte cartas. Victoria Menor es la chica por la que suspira toda la ciudad. Nadie sabe que está perdidamente enamorada de un guerrillero poeta que le hace llegar cartas. Agustín Menor, el hermano, ha acabado enrolado en el ejército para garantizar el sustento de la familia y quién sabe si salvar el pellejo, lo cual lo sitúa ante todos, incluso ante su propia familia, como un traidor al que no dejan de exigir que deserte. Al frente del ejército en la localidad, el capitán Flores, un hombre consciente de su poder y de algún modo razonable, aunque inevitablemente prisionero de su profesión, condición y situación; y un sargento, Cifuentes, acostumbrado a abusar de su poder. Con todos estos personajes y alguno más Skármeta trenza una bonita historia donde el amor, los principios, la solidaridad y la dignidad se mezclan con las debilidades humanas y solo se acaba salvando aquel que no recibe -venga de donde venga- un balazo.
Una lectura entretenida, con puntos agradables y divertidos y otros duros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario