Las
relaciones entre padres e hijos es argumento recurrente en la literatura. Es el
caso de Agua verde, cielo verde, breve y magnífica obra de la autora canadiente
Mavis Gallant, que publicó en 1959 y que a España ha llegado de la mano de
Impedimenta.
Pero que
sea una magnífica novela no quiere decir que sea de lectura tranquila. Leerla
produce inquietud y desasosiego, porque nada de lo que se cuenta es agradable.
Las dos protagonistas, madre e hija, viven en una situación de mutua
dependencia tras la huida de la primera de los Estados Unidos tras una
infidelidad. Pasan la vida en Europa, alternando vacaciones aquí y allá con la
vida en París, donde la hija acaba casándose e instalándose con la madre a
cuestas mientras el marido se ve continuamente en una complicada situación.
Con un
lenguaje certero y una prosa limpia, sin florituras y muy eficaz, Mavis Gallant
se mueve entre el presente y el pasado relatando muy pocos episodios de la
relación entre ambas, pero tan elocuentes y significativos que el infierno que
cada una de esas dos mujeres representa para la otra acaba formándose en la
mente del lector. La destrucción de la personalidad a través del autoengaño
de creer que se está aprovechando la vida, de eso trata Agua
verde, cielo verde.
Una gran
novela corta que transmite más en pocas páginas que otras similares en centenares.
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