Este
año, 2017, se celebran los 800 años de la historia-leyenda de los Amantes de Teruel,
y la llamo así porque, como decía Alfonso Morera en la edición de la obra teatral
que ahora comento, todo apunta a que la leyenda tiene cierta base histórica.
Ocho siglos. Casi nada.
Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880) |
Y hoy,
19 de enero de 2017, hace exactamente 180 años que la obra Los Amantes de
Teruel, de Juan Eugenio Hatzenbusch, se estrenó. Fue en el Teatro Príncipe de
Madrid, con una excelente crítica de Larra. Ese mismo año, 1837, se publicó la
primera edición de una obra que todavía hoy se sigue publicando.
La
leyenda de los amantes es conocida: Diego Marsilla se va en busca de fortuna
pues sin ella no le es permitido casarse con su amada, Isabel de Segura.
Concluido el plazo de varios años que el padre de Isabel le dio, no hay
noticias de Diego. Pero Diego, pese a todos los peligros ha hecho riqueza y, si no ha vuelto todavía es debido a diversos sucesos que no está en su mano evitar. Entretanto,
Isabel, que no ha dejado de pensar en él ni un solo día, es prometida por su
padre a Azagra, poderoso señor de Albarracín. Concluido el plazo otorgado a
Diego, éste llega tarde pero a tiempo de escuchar las campanadas que anuncian la
boda de Isabel. Desesperado, por la noche se introduce en la habitación de
Isabel sin ser visto; entonces ella le cuenta que no pudo evitar ser desposada
apenas concluyó el plazo; él, por su parte, cuenta que hizo fortuna pero no le fue posible llegar
antes. Siguen enamorados, pero la realidad se ha impuesto y ambos rechazan
cometer ningún tipo de «locura»: simplemente, la vida les ha salido mal y ahora
deberán ser desgraciados el resto de sus días. Diego le pide un último beso. Isabel,
por estar ya casada, se lo niega. Diego, a causa del dolor de la pérdida y del
beso negado, muere de amor. Al día siguiente, en los funerales en la iglesia de
San Pedro, Isabel, enlutada y con la cabeza tapada, se acerca a dar a Diego el
beso que en vida le negó y, al hacerlo, muere. Muertos ambos de amor, y siendo público que ambos se amaban y las condiciones y plazos que habían tenido que afrontar para casarse, son
enterrados juntos en la iglesia de San Pedro, como una especie de justicia poética que hace posible en la eternidad lo que en vida fue imposible.
Mausoleo de loa Amantes. Escultura de Juan de Ávalos. |
La
versión de Hartzenbusch respeta aproximadamente la historia tal y como es conocida, y añade algunos
puntos para hacer más atractiva la representación teatral: el cautiverio
previo de Diego en Valencia, donde se enamora de él la sultana, esposa del Amir
o rey musulmán de Valencia, que a verse rechazada por la fidelidad de Diego a
Isabel maquina su venganza haciendo ver a Isabel que Diego ha muerto y
retrasando la llegada de este. Hay también un trasfondo de lucha por el poder
que permite a Diego abandonar el presidio colmado de riquezas por el propio
Amir y, por último, se indica que el señor de Azagra está en posesión de unas
cartas que prueban la infidelidad de la madre de Isabel hace muchos años,
infidelidad que esta ha expiado desde entonces entregándose a la caridad, lo cual mueven a Isabel a consentir a su pesar la boda con Azagra para evitar un
escándalo que afectaría al honor de sus padres. También la escena del beso de Isabel difiere de la tradición.
Isabel muere al dar a Diego el beso que en vida le negó. Escalinata. |
Los
Amantes de Teruel, en versión de Juan Eugenio Hartzenbusch, se cuenta como la
más famosa de todas cuantas se han escrito, y con razón. Con predominio del
verso, se lee muy fácilmente; la historia es meridianamente clara y, a
diferencia de otras obras teatrales, es sencilla de representar y de leer
debido al reducido número de personajes, al perfecto orden en la exposición y a
la claridad con que se expresan las ideas, circunstancias y motivaciones de
todos los intervinientes.
Personajes en la versión de Hartzenbusch |
Adoptando
el sentido del honor del siglo de oro y entrando de lleno en el romanticismo, esta
versión de Los Amantes de Teruel es una obra dura y tierna, porque aunque las
desgracias se suceden nadie actúa por maldad, y sí todos por amor. El de Diego
por Isabel está claro, como también lo está el de Isabel por Diego. Pero Azagra
no es un tipo insensible, sino que es el amor hacia Isabel lo que le hace
conducirse de forma a veces innoble; lo mismo puede decirse de Zulima, la
sultana, cuyo afán de venganza nace del despecho pues ama a Diego, y que por amor,
aunque sea despechado, asume la clandestinidad y la huida como modo de vida frente a las riquezas y comodidades de ser la esposa del Amir. Y
si Isabel traiciona la promesa de ser de Diego o de nadie, es por amor hacia su
madre la cual, a su vez, por respeto a su marido y amor a su hija está
dispuesta a todo, incluso a afrontar el escándalo que lleva quince años
expiando en secreto. Hasta las relaciones entre los padres de Isabel y Diego,
don Pedro y don Martín, están teñidas de sinceridad y nobleza.
Las supuestas momias de Diego Marsilla e Isabel de Segura. |
Una
buena lectura para conmemorar el 800 aniversario de una pareja de jóvenes que
no ha de envejecer jamás: Isabel de Segura y Diego de Marsilla. El aniversario
de una de las más bonitas historias de amor.
Los Amantes de Teruel. Óleo de Antonio Muñoz Degraín. Museo del Prado. |
Iglesia de San Pedro en Teruel. El interior fue restaurado en el siglo XIX tras un incendio en 1873. |
El Romeo y Julieta español.Mas duro y menos tortuoso
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