En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

viernes, 22 de mayo de 2020

El Ángel – Sandrone Dazieri





(Colomba Caselli y Dante Torre, 2)


               
                Las críticas de la solapa (que ya se sabe que no suelen ser independientes) son desmesuradamente buenas, un ejemplo de exageración que en nada beneficia a una novela que por sí sola consigue lo que pretende: entretener al lector enganchándolo con una trama compleja donde el discurrir de los acontecimientos no deja un momento de tranquilidad, pues ni uno solo de sus breves capítulos se cierra sin dejar en el aire lo que parece el interrogante definitivo. Es decir, un buen thriller, que peca, eso sí, de incurrir en numerosos «más difícil todavía», pero lo hace de modo que cuanto se pierde en realismo y verosimilitud se gana en emoción. Siendo fast food, no es una hamburguechuela solitaria y chuchurrida, sino uno hamburguesón bien gordo y rebosante de ingredientes.

                Los protagonistas, la comisaria Colomba Caselli y el brillante y claustrofóbico lunático Dante Torre, son los mismos que los de No está solo, y parte de la trama de aquélla se traslada a esta nueva entrega, jugando a crear, junto al caso concreto de cada novela, una historia a largo plazo que ayude en la venta de los libros, como ocurre (con mayor brillantez) en la saga de Sebastian Bergman, firmada por Michael Horjth y Hans Rosenfeldt.

                La novela comienza con un supuesto atentado islamista en el tren de alta velocidad Milán-Roma. A Colomba la habían enviado pensando que solo había un muertecillo de lo más normal, pero el vagón de clase club aparecen todos gaseados. Lógicamente, el caso queda fuera de sus competencias, y «lógicamente», en la lógica de este tipo de novelas, Colomba se empeña en hacer la guerra por su cuenta, para lo que vuelve a apoyarse en un Dante Torre que, en un periquete, es capaz de encontrar una aguja entre un millón de pajares. Cómo no, los procedimientos de Colomba se vuelven contra ella, laboralmente hablando, para dar más emoción al asunto y dejar a los héroes solos ante el peligro, y conducen de nuevo a los dos protagonistas a la clandestinidad, bien que apoyados por los tres agentes que dependen de la comisaria y, sobre todo, por un guapetón del que, para disgusto de Dante, Colomba se siente atraída.

                Ocurre que todo es más complejo de lo que parece, y que el «ángel de la muerte» que da título a la novela sí tiene sexo y, para colmo, unas habilidades que ríete tú de James Bond y cuanto malo haya pululado alrededor del agente 007. No lo cito por citar: al igual que en la primera novela (No está solo), las historias de la guerra fría y los misterios de esa época que tanto juego han dado en las novelas de espionaje reaparecen aquí. Y, con ellos, el maniqueísmo de los malos muy malos y los buenos muy buenos.

                Para dar algo más de color, en lugar de pasarse la novela dando tumbos por Roma, Colomba y Dante también acaban en Milán, Venecia y Alemania. Los «decorados» son a menudo conocidos, lo cual, aunque no deje de ser un fácil truco para hacer sentir bien al lector, se agradece.

                Y el final, movidito, en plan película de acción, y sorprendente. Quizá, incluso, demasiado sorprendente, aunque, a la vista de cuanto he dicho, quizá no tanto, pues más tiene que ver con el efectismo que con la verosimilitud, y no digamos ya con el realismo.

                Volviendo al principio, dentro del fast food literario, una buena comilona.



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