En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

sábado, 12 de octubre de 2019

La sospecha - Friedrich Dürrenmatt





Segunda novela que leo de este autor, tras El encargo. Ambas breves y magníficas, ambas con el punto en común de una concisión notable en torno a hechos significativos cuya interpretación se deja al lector, y pese a todo esto, las dos, también, muy distintas.

La sospecha es una obra interesante, a veces dura, a medio camino entre la intriga y la reflexión. La primera idea importante surge no tanto de la literalidad del texto como de la actitud del protagonista: ¿es moralmente lícito no despejar las sospechas que afectan a la esencia de la dignidad de otros seres humanos?

Conviene señalar que La sospecha fue publicada a principios de la década de 1950. Si no se avisa, hay tan pocas referencias temporales que podría tomarse como desarrollada en cualquier momento entre esa época y la que alcanza la vida de los supervivientes del nazismo, con lo cual el lector podría no saber a qué atenerse acerca de la identidad y edad de alguno de los personajes. El protagonista es el comisario Bärlach, un personaje a quien el autor dio vida en otros textos. En La sospecha, Bärlach es ya viejo y está a un paso de jubilarse, y además padece una enfermedad terminal que afronta internado en un hospital del que no tiene expectativas de salir. 

Allí, por casualidad, husmeando una vieja revista, topa con la foto de un criminal nazi del campo de concentración de Stutthof. Un tal Nehle que, por «experimentar», operaba a la gente sin anestesia. Un sádico. La imagen es mala, al hombre solo se le ve la parte superior de la cara, pero el médico y amigo que atiende a Bärlach durante un instante cree reconocer en ella al director de una clínica en Suiza. Un médico llamado Emmenberger. Los nombres no coinciden. Tampoco las biografías. Emmenberger estuvo en Chile durante las barbaridades del nazismo y desde allí publicó varios artículos científicos. Regresó tras la guerra. Además, Nehle se suicidó con una cápsula de cianuro y su cuerpo fue hallado e identificado. Y, sin embargo… Y sin embargo hay algunos detalles que hacen dudar a Bärlach, por más que su amigo se empeñe en que su impresión ha sido una mera confusión y que es imposible que Emmenberger sea Nehle.

Desde la cama del hospital Bärlach emprende una investigación sui generis que, si de una parte le permite satisfacer su instinto de policía, por otra le hace no pensar en su cercana muerte y, en cualquier caso, le permite tener la conciencia tranquila: no va a cerrar los ojos ante la posibilidad, por ínfima que sea, de desenmascarar a un criminal. Entre algunos acontecimientos imprevistos, cierta ayuda sorprendente y algún fallo de cálculo del protagonista, la novela desemboca en un punto en el que se produce una intensa e inteligente reflexión sobre la existencia humana y sobre en qué medida nuestro inevitable destino afecta al concepto del bien y del mal; una reflexión, incluso, acerca de cómo el mal puede llegar a ser algo deseado en algunos momentos o por algunas personas.

No digo más para no descubrir nada acerca de si la sospecha que da título a la novela era o no cierta, pero sí digo que la cuestión es tan irrelevante que el autor no se espera al final para aclararla, y es que lo importante, mucho más que la trama, son las reflexiones inducidas por esta inquietante obra.




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