En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

miércoles, 6 de marzo de 2019

Manual para mujeres de la limpieza – Lucia Berlin






                Debo reconocer que el título me había despistado: no sabía qué esperar de este libro, y no ha sido lo que más probable creía.

                Lo que he encontrado supera, con mucho, las mejores expectativas que hubiera podido hacerme. Lucia Berlin es una escritora mayúscula, aunque para sacar el mejor jugo de su escritura sea preciso conocer un mínimo de su biografía: su escoliosis, su alcoholismo, el alcoholismo superado, los matrimonios y divorcios, los cuatro hijos criados en soledad, la figura de la madre distante, cuando no enfrentada, del padre ausente, de la hermana, el ir y venir por distintas ciudades y diferentes culturas, desde Alaska a Chile pasando, sobre todo, por la zona fronteriza por excelencia, El Paso, donde solo unos metros separan dos culturas y dos economías muy distintas. Unamos un montón de trabajos muy diferentes y un ambiente social próximo a una marginalidad más deseable, en el fondo y a juzgar por la actitud de sus hijos, que la vida acomodada al alcance de algunos de los ex de la familia.

                Es preciso conocer todo esto (para lo cual no hace falta más que leer las palabras del editor incluidas en el libro) para disfrutar de un conjunto de relatos pseudobiográficos que son a la vez tiernos y duros, porque trasladan la impresión de que, pese a todos los pesares, al final la vida merece la pena ser vivida; unos relatos donde se cuente lo que se cuente siempre hay claridad, contundencia y ni una pizca ni de autocompasión ni autoflagelación. Tampoco busca redimirse de nada ni reconciliarse con nadie, ni consigo misma. Esta objetividad hace que algunas veces las cosas parezcan vistas con el filtro del humor, porque a menudo la vida tiene ironías o detalles que, vistos en la distancia, son humorísticos. Simplemente, la escritura de Lucia Berlin es el testimonio de una vida. Una vida que está en los detalles del día a día, de la soledad en casa y de los problemas en el trabajo. Una vida donde lo que para uno es un drama para el de al lado es una circunstancia.

                La escritura de Lucia Berlin es poderosa, tiene la fuerza de la sinceridad y la verdad, y una capacidad tremenda de acercarse al lector sin perder su independencia: juntos, pero manteniendo las distancias, respetando cada uno su terreno, y el de Lucia Berlin es el terreno de su propia vida, independientemente de que lo que cuenta se corresponda más o menos con alguna realidad, porque el literatura la verdad no es la verdad de los hechos, sino la de los conceptos.

Lucia Berlin (1936-2004) 

                Los problemas que vemos son, además, eternos: la soledad, la muerte de los seres queridos, las relaciones complicadas o imposibles con padres y parejas, el modo en que la infancia y la juventud determina la madurez, cómo los miedos y anhelos de esa época hacen de nosotros unos adultos u otros. Hay también un mensaje de esperanza implícito en la actitud de los personajes de estos relatos –la autora, con un nombre u otro, siempre es uno de los principales-; un mensaje que deriva de la aparente despreocupación en el futuro que revela, en realidad, confianza en la propia fuerza, aunque a veces esa fuerza pueda derivar de la desesperación: alcoholismo, separación de los hijos, muerte de seres queridos, dejar todo atrás, casa, ciudad y trabajo para ayudar a quien está muriendo, constantes vueltas a empezar… Todo determina ese mensaje de esperanza: por complicada que sea la vida, siempre es inevitable volver a empezar. ¿Cómo no, si al fin y al cabo todo es, también, temporal?

                Lucia Berlin tiene, además, la aureola que da haber alcanzado la fama después de muerta, pues su obra, en vida, fue publicada pero no obtuvo reconocimiento. Vistos sus relatos, no sé si le hubiera gustado alcanzar la fama, aunque sí pienso que la hubiera vivido con distancia, como una circunstancia tan mudable como un puesto de trabajo que ahora tienes y luego no, sin que por tenerlo o perderlo la vida deje de ser transcurrir.




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