En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

miércoles, 7 de diciembre de 2016

El IVA de los libros electrónicos



                Aunque sin fecha, ayer se anunció la bajada del IVA en los libros electrónicos. Del 21% al 4%. Noticia bien recibida por todos los que se pronunciaron, pero no olvidemos que siempre que algo cambia hay quienes se sienten beneficiados y perjudicados.

                En la teoría de la Hacienda Pública el IVA grava la capacidad económica puesta de manifiesto a través del acto de consumir. Y como es lógico que a mismo consumo, misma tributación, cuando lo que se compra es una narración la tributación debe ser la misma con independencia del formato, salvo que éste ponga de manifiesto una capacidad económica superior. No es el caso de las narraciones en formato electrónico, sistemáticamente más baratas que en papel. Más allá de esta teoría, la diferencia de tipos a un mismo consumo en función de su formato es una forma más o menos disimulada de proteccionismo hacia unos sectores de actividad en detrimento de otros, lo cual, como toda opción política, tiene defensores y detractores.

                Cuando la rebaja de tipos anunciada sea una realidad, el resultado efectivo estará en algún punto intermedio entre estos dos extremos:

                -Primero: que no varíen los precios de venta al público de los libros electrónicos, en cuyo caso los únicos beneficiados de la rebaja serán los participantes en el proceso de creación y comercialización del ebook: editores, plataformas y los paupérrimos autores verán aumentado su trozo de pastel en un 16,34%. El formato será más rentable y habrá más personas interesadas en potenciarlo.

                -Segundo: que toda la bajada se traslade al precio. Cada ebook costará al público un 14,05% menos. Los lectores serán los más beneficiados. Pero también beneficiará a los autores y editores de ebooks y a las plataformas, pues a menor precio venderán más unidades pese a que no habrán rebajado lo que ellos cobran por cada una. Perjudicados: los productos sustitutivos. Es decir, los libros en papel y con ellos las editoriales que no compiten en el mundo del ebook por falta de interés o capacidad y, sobre todo, los libreros.

                Conclusión: un notable impulso al formato electrónico.

Una rebaja lógica desde el punto de vista de la teoría, motivada, dice la noticia, por el deseo de la UE de impulsar el comercio electrónico por considerar que debe impulsarse lo que apunta hacia el futuro. Y el futuro del libro, como el de casi todo, pasa por lo electrónico. Ya se sabía que el cambio de formato que a la música o al cine le costó una complicada década al libro le iba costar una generación o dos. El camino es muy lento, pero sin pausa. La música y el cine han sabido adaptarse, siguen ahí y ya no se habla de la crisis de las discográficas; han sobrevivido modificando radicalmente sus medios de distribución. Cómo evolucionará la distribución del libro y si eso favorecerá o no una concentración empobrecedora de la literatura, es una buena pregunta.



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