“La Banda del
Ciempiés”, 1989, es la segunda novela del volumen publicado por Alianza Editorial bajo el título “Nick Carter se divierte mientras el lector
es asesinato y yo agonizo y otras novelas”.
Siendo una novela tan caótica como “Nick Carter”, es
bastante diferente: el absurdo se reduce, pasando de la caricatura de la
primera a la parodia de la segunda, y, sobre todo, hay un hilo argumental,
aunque sea un hilo deshilachado.
La apariencia de la novela es la de tantas otras: hechos
aparentemente inconexos que provocan una lectura ávida, a la espera de ver cómo
es posible que todo esté relacionado entre sí. La diferencia es que aquí los
hechos se retuercen, la espera se prolonga, y la solución... de ella solo digo
que es un buen bromazo.
La cosa comienza con una banda que tras improvisar en
cualquier sitio un ciempiés de tela en la forma en que los chinos hacen sus
dragones, recogen la funda y se dedican a cometer tropelías de todo tipo. Todo
el mundo está aterrado y ansiando que el héroe salvador desactive a esa banda.
El héroe por quien suspiran es un detective privado llamado Carmody Trailler.
Lamentablemente, Carmody no puede hacer nada, nada en absoluto, nada de nada... porque
nadie le ha encargado el caso. Y sin un encargo, ¿cómo salvar al mundo? Viendo
en las noticias por qué el héroe no puede actuar, una humilde violetera dice
estar dispuesta a pagarle una moneda para darle una excusa para iniciar la
investigación, y en ese momento es secuestrada.
Pero lo cierto es que Trailler es un héroe desastroso,
porque acaba siendo un protagonista en la distancia. Un tipo que no puede
salvar al mundo porque se queda atrapado en un atasco. Por esta razón sus
ayudantes deben buscarse la vida.
Situaciones ridículas, grotescas, absurdas y exageradas se
suceden bajo el denominador común de un humor constante planteado en términos
muy serios. El humor negro se mezcla con una truculencia disparatada (los
“intercambios diplomáticos” son geniales, por ejemplo); y también la violencia,
a veces solo planteada como posibilidad, como amenaza o como intenciones, es lo
bastante desmedida para dejar atrás el horror. Lo mismo ocurre con la sordidez
de ciertas escenas sexuales.
Una novela muy divertida
y original.
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