En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

lunes, 29 de abril de 2013

Exhibición impúdica – Tom Sharpe



Es complicado hacer humor con temas como el racismo y la homofobia, y más todavía que el texto haya aguantado cuarenta años sin verse afectado por la evolución habida en estas materias, por lo “políticamente correcto”. Pero lo más sorprendente es que Sharpe, tras ser encarcelado y deportado por su posición contra el Apartheid, todavía tuviera ganas de hacer humor alrededor del tema.
La acción transcurre en Sudáfrica. El comandante al frente de la policía del lugar, a quien el lector ya conoce de Reunión tumultuosa (reseñado en este mismo blog), está acomplejado por su origen boer y es un rendido admirador de lo inglés. Por eso, al conocer a una dama que le parece el colmo de lo inglés y la culminación de la elegancia, se toma unos días libres para salir en pos de ella, pese a que el marido de la dama detesta a los africaners, en lo que no deja de ser otra forma de racismo.
El segundo del comandante aprovecha su ausencia para hacer méritos afirmando los principios del régimen. Y para ello planea dos operaciones: la primera, “curar” a medio cuerpo de policía de sus tentaciones hacia las mujeres negras; el objetivo es preservar el orden moral y a pureza de la raza; lo consigue gracias la opulenta y dominante psiquiatra que le echa los tejos. El tratamiento consiste en efectuar descargas eléctricas sobre los sufridos agentes mientras se les muestran fotografías de mujeres negras desnudas, con la esperanza de provocar una dolorosa asociación mental. La segunda operación con la que el caballero quiere prosperar profesionalmente es la desarticulación de cuanto elemento comunista (lo de terrorista, en su opinión, está implícito en el término) hay por la ciudad; para lo cual hace uso de sus agentes secretos, a los que anima a infiltrarse en grupos comunistas para impulsar atentados.
Y así, entre agentes secretos que se infiltran no saben dónde ni entre quién, policías medio electrocutados que devienen en homosexuales, avestruces explotando (sí, como suena) y las aventuras y desventuras del comandante en pos de una dama inglesa que si anda por aquellos andurriales no es precisamente por su abolengo, transcurre casi toda la novela, hasta que el comandante ve la luz y se ve obligado a echar tierra sobre todos los asuntos para que nadie meta las narices en su territorio, ni en su trabajo, ni en su cuestionable futuro profesional.
Como en otras novelas de Sharpe, el lío formado sobre la base de excentricidades y equívocos, crece y crece sin parar, hasta alcanzar dimensiones delirantes, aunque la idea de que el punto culminante del follón debe coincidir con el desenlace se desvanece a falta de bastante para el final. También como en otras novelas, distintos estamentos y organismos se distinguen por una idea fija, obsesiva, que los hace previsibles y tan fácil de engañar que su solemnidad queda reducida al ridículo.
La locura de los personajes (unos, profundamente incompetentes, otros, carne de manicomio) y su campechana brutalidad dan el tono de una novela que, precisamente por esa forma de presentar a los defensores del Apartheid, se convierte en un alegato a favor de la igualdad. Nadie en su sano juicio querría verse reflejado en ninguno de los sujetos que pululan por una historia en la que nadie, sino las víctimas, se salvan de ser presentados como una cuadrilla de locos.
Por último, cabe reseñar la constante y mordaz ironía, nada sutil, de los comentarios del autor en relación a la actitud de unos y otros.
Una novela muy divertida, pero antes de leer Exhibición impúdica es aconsejable, aunque no imprescindible, haber leído Reunión tumultuosa, para conocer los tejemanejes del comandante, de su teniente y de algún personaje más.


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