He aquí un libro llamado a dejar huella, compuesto por
diferentes relatos unidos sutilmente a través de algunos personajes, situado en
algún momento del futuro, y a medio camino entre el sueño y la pesadilla.
Desde el comienzo, con la fiesta anual en “honor” al
pariente más rico de la familia (por los desinteresados motivos que es de
suponer), se suceden una serie de relatos donde llaman la atención dos que tienen
algo en común: la aparición de gigantescas estructuras (un centro comercial en
un caso, y un edificio en otro) que se convierten en mundos autosuficientes,
donde quienes los habitan se limitan bien a sobrevivir en ellos, bien a ser prisioneros
(por no saber escapar, o por no atreverse a hacerlo).
Y con esa materia y otras que van en el mismo camino,
llegamos al argumento del libro: la soledad implícita en el desarrollo, en las
formas modernas de vida llevadas hasta el delirio; y junto a
la soledad, la debilidad del ser humano, la impotencia para abrirse camino, la
forma en que cada uno queda a merced de los acontecimientos arrastrado por
otras personas que, en el fondo, son como él. Y de ahí, al miedo.
Tanto algunos comentarios como bastantes situaciones
están bañadas de considerables dosis de humor, cierto es, pero no lo bastante
como para quitar el libro su inquietante carácter.
Por qué el mundo funciona perfectamente sin mí ha sido
editado por Tropo Editores, y fue elegido en 2010 como mejor obra novel escrita en lengua flamenca.
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