Otra breve reseña
rescatada del fondo del ordenador. Una lectura de julio de 2008.
Compré este libro porque
me pareció lo bastante ligero para desengrasar las neuronas cuando fuera
preciso. Y con ese ánimo lo leí. Pensaba que no tenía grandes pretensiones,
pero la verdad es que me ha gustado bastante. Es bueno, aunque con altibajos
entre una historia y otra.
Se trata de una colección
de historias cortas y temática variada. Unas son bastante simples (como la del
viajante), otras algo trilladas (como la del reencuentro), y alguna simplemente
pasable; pero aún esas son agradables de leer. Otras, como la primera, parecen
ser anodinas hasta el final; y entonces, a la luz del desenlace, adquieren otra
dimensión. Esa primera historia, que es la que me viene a la cabeza al
acordarme del libro, cuenta, literalmente una tontería... y cómo a menudo
echamos las grandes ocasiones a rodar por cuestiones sin importancia. Hace
pensar sobre la forma en que uno se perjudica a sí mismo a cambio del pequeño
placer de actuar sin pensar.
Por otra parte, cuanto más
se lee y se recuerda, más personal parece el estilo de la autora, como si en
lugar de reflejar “un estilo literario” (sea eso lo que sea, porque no lo sé
definir) reflejara su propia personalidad.
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