Dado que últimamente no escribo nada, me he entretenido perpetrando algo que bien pudiera haber hecho hace unos años de haber tenido el programita adecuado: un vídeo promocional, que no profesional, de La terrible historia de los vibradores asesinos.
Pido clemencia porque soy primerizo en estas aventuras, pero también creo que divertirá a quien lo vea. Eso sí: con sonido. Y cuanto más alto, mejor.
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