En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Woke - Titania McGrath (Andrew Doyle)




Brillante y gamberra sátira de una influencer con casi 600.000 seguidores en Twitter, Titania McGrath, que oculta la identidad del comediante y columnista político Andrew Doyle.

Titania da al lector un directísimo y divertido manual de justicia social, entendida como la defensa de los valores de todas las minorías y causas que el progresismo ha hecho suyas en las últimas décadas, pero llevada al extremo, especialmente por lo que hace al retorcimiento de las justificaciones y a las tragaderas con las contradicciones. Doyle ha elegido un método eficaz, pues en los tiempos de Internet y de las redes sociales el pensamiento más que comprimirse se reduce -ese es el término exacto- a frases, titulares y tuits. Filosofía reducida a eslogan que, con millones de fuentes/filósofos y otros tantos lectores dispuestos a defender sus ideas más desde la fe que desde los argumentos rigurosos que nunca han llegado a estudiar, acaban convirtiendo en una miríada de disparates repetidos hasta el infinito que no solo desacreditan a quienes los formulan, sino también a aquello que pretenden defender. Lo peor, y de ahí la necesidad de sátiras como ésta, es que la cantidad de dislates es tal que buena parte de ellos acaban imponiéndose, a fuerza de repetición, como verdades que conducen a extremos primero ridículos, luego peligrosos y, finalmente, dañinos.

      No hay mejor manera que criticar los excesos que llevar al límite, al absurdo, las extravagantes argumentaciones que a menudo se emplean y que llevan al ficticio personaje de Titania a defender, por ejemplo, un feminismo que ve como algo deseable la supresión de los hombres, o a que los recién nacidos no reciban un nombre, sino un número, hasta que tengan la madurez suficiente como para elegir su sexo.

Woke, que se lee en muy pocas horas, hará las delicias de cualquiera que tenga dos dedos de frente. Pero aún entusiasmará más a quienes carezcan de ellos y se sientan en el espectro ideológico opuesto al de la ficticia Titania, pues serán incapaces de comprender que en Woke, cambiando solo unas cuantas palabras, se criticarían con idéntica contundencia los extremos opuestos.

 

sábado, 19 de diciembre de 2020

Tantos lobos - Lorenzo Silva

 


 

              Ni el lobo más tonto queda hambriento en un mundo lleno de Caperucitas, aunque como hay tantos a veces resulta complicado saber cuál de todos se ha merendado a la pobre.

              Los cuatro magníficos relatos que forman este libro, escritos en diversos momentos del tiempo, no requieren haber leído ninguna de las andanzas previas de Bevilacqua y Chamorro, que también protagonizan estas historias.

              Al igual que algunos otros escritores del género negro, Lorenzo Silva ha decidido que sus chicos también pueden enfrentarse a casos donde la complicación investigadora es mínima porque basta con aplicar el protocolo para obtener resultados rápidos, lo que no da pie a novelas pero sí relatos donde el interés radica en conocer a los personajes implicados, en si puede avanzarse algo hasta que las pruebas sometidas a examen hablan por sí solas y, sobre todo, en conocer y comprender los motivos de los crímenes. Con este proceder, Lorenzo Silva nos ofrece cuatro espléndidas historias que retratan de modo impecable a la juventud actual, en cuyo mundo no falta la violencia ni las frustraciones y carencias culturales, económicas y emocionales que la causan, y en el que las redes sociales y, en general, las relaciones telemáticas, constituyen una realidad paralela en la que las nuevas generaciones viven y conviven con la misma naturalidad, desenfado e inconsciencia con que lo hacen en la «realidad real», pero con frecuencia sin llegar a advertir que cada una de esas realidad tiene normas y peligros diferentes.

Un libro que, frente a la novela negra habitual, es todo un baño de realidad. De la única existente.



lunes, 14 de diciembre de 2020

Un buen detective no se casa jamás – Marta Sanz

 


              

              Segunda novela protagonizada por Arturo Zarco, el detective maduro, homosexual, grandilocuente, hiperbólico en la expresión de sus sentimientos, enamorado de un muchacho llamado Olmo y divorciado de Paula, una pragmática inspectora de Hacienda coja a la que no se puede quitar de la cabeza, hasta el punto de que Paula aparece constantemente en la novela, pero solo desde el interior de Zarzo, a título de Pepito Grillo.

              No es la única inspiración en los cuentos infantiles que el lector encuentra en esta novela. Y hay también jugueteos con otras referencias cuya detección exige un mínimo hervor cultural.

              Arturo Zarco está mohíno. Ha decidido retirarse del mundo bajo la excusa de unas vacaciones, pero no para olvidar y que le olviden, como dice la sinopsis, sino para olvidar y comprobar cada dos por tres si no le olvidan. Aterriza como invitado en la mansión levantina, el riurau de su antigua amiga Marina Frankell, de la que fue amor platónico. En el riurau, situado en algún punto de la costa levantina donde junto a los naranjos han proliferado rascacielos abonados por el estiércol de la especulación inmobiliaria, vive una extraña tropa: Marina y su hermana gemela (que a su vez tiene dos hijas gemelas y un marido) junto a la tía que les hizo de madre (pues la madre, hermana gemela de la tía, se largó a Alemania por las buenas), el podólogo marido de ésta y el servicio. La familia Orts nada en la abundancia. Son dueños de media ciudad.

              La historia que cuenta Un buen detective no se casa jamás es la de esta familia y la de las apariciones y desapariciones de algunos de sus miembros, todo complicado por una maraña de secretos, afinidades, rivalidades y amoríos reales, supuestos y platónicos. Y, en medio, un detective incompetente y enamoradizo de vacaciones. Un lío tejido y destejido de modo excelente por la autora.

              Más dudas ofrece la excelencia en el modo de contarlo, porque la historia solo al final se vuelve interesante; hasta entonces avanza modo tortuguesco y rococó, y el interés radica en lo bien que escribe Marta Sanz, en el modo en que decora y redecora hasta el más nimio paso de Arturo Zarco; en cada diálogo, a las frases siempre breves de un personaje no sigue la inmediata respuesta de otro, sino las sensaciones y pensamiento de Zarco, interrumpidas a su vez por Paula-Pepito Grillo y la respuesta de Zarco a su ex antes de seguir con sus elucubraciones. De resultas, aunque el lenguaje es rico, las ideas profusas, divertidas, bien trabajadas y escritas con maestría, el ritmo se resiente y tiene altibajos notables: cuando es Zarco el que narra hay que leer a velocidad renacuaja, mientras que en los pasajes del libro en que lo hacen otros personajes la velocidad de crucero se eleva notablemente.

              Una buena novela que, por el modo en que está escrita, no puede escribirla cualquiera, pero que por eso mismo no debe leerse en cualquier momento y de cualquier manera, sino despacito y con calma, con más voluntad de recrearse en el lenguaje y en el repertorio de reflexiones-lamentos de Zarco que en la acción.



jueves, 10 de diciembre de 2020

El banquete anual de la cofradía de sepultureros – Mathias Enard

 


              

              Escribir como los ángeles no está reñido con alumbrar un ladrillo. Enard es un escritor fabuloso, con un inmenso dominio del lenguaje y una enorme cultura que sitúan su texto en la tradición de los más grandes escritores. Sin embargo, en esta ocasión le ha fallado la historia.

              El banquete anual de la cofradía de sepultureros es una extraña y alegre ruta por los alrededores de Niort, tierra natal del autor. Una parte del comienzo y del fin de la obra son las andanzas de un veinteañero instalado en un pueblecito de la zona, en calidad de etnógrafo, para hacer su tesis doctoral, aunque lo que acaba descubriendo no tiene mucho interés para la ciencia: descubre que es un vago rematado, un incompetente, un tipo que se despista con una mosca, que casi por ocio se enamorisca de una muchacha que vive de la explotación de una huerta y al que el cambio de aires de París al campo le ha permitido descubrir un nuevo mundo que admira y degusta con ojos de paleto urbano. Alrededor de él hay, lógicamente, otros personajes, unos en su entorno cercano y otros en un entorno distante, pero todos ellos antes o después se enfrentarán a la muerte; es más: la mayoría ya se han muerto un montón de veces, pues la reencarnación funciona a pleno rendimiento en la zona: todos fueron algo –personas o animales- antes de ser lo que son y serán algo distinto después de ser lo que son. Incluso algunos solo dan vueltas, porque se reencarnan en momentos del pasado. Todo lo cual da ocasión a Enard de contar la historia de personas y estirpes a lo largo de ese tiempo para algunos circular (sobre todo se detiene en alguna de esas estirpes) con un nivel de detalle asombroso, con un inteligente tono humorístico y con un realismo tal que casi ni cabe calificarlo de mágico. Verdaderamente es meritorio para el lector tratar de encontrar un sentido a tales cosas, por más que todo hace pensar en la muerte y en el sentido de la vida. En medio, y sin venir mucho a cuento, se nos detalla hasta el vómito la inmensa tripada que la cofradía de sepultureros se atiza cada año en un autohomenaje que ni tiene la entidad suficiente para dar título al libro ni para servir de argamasa entre todas las extrañas cosas que acabo de referir.

              Dicho lo cual, el derroche lingüístico es espectacular, y las referencias culturales tantas y tan amplias que la mayoría de los escritores quedan, al lado de Enard, como pobres tarugos  con el cerebro en barbecho.

              Un libro no para cualquier lector, sino para aquellos que disfruten más con el lenguaje, la cultura y los malabarismos intelectuales que con una historia.



lunes, 7 de diciembre de 2020

El precio de los libros: papel vs ebook



             El ebook sigue, despacito, encontrando su hueco entre los lectores. En estos tiempos en que tanto se habla (y con tan poco rigor) de la suerte de las librerías, he sentido curiosidad por husmear sobre uno de los muchísimos factores -ninguno por sí solo determinante, aunque en conjunto lo sean- que les afectan: el ebook y, en concreto, la diferencia de precio entre el papel y el ebook. He seleccionado unos cuantos libros en tapa blanda (en general, novedades) y otros tantos en edición de bolsillo. Los datos son del 4 de diciembre, obtenidos en Amazon. En total, veinte libros. Alguien que hubiera comprado todos habría ahorrado, de haberlos adquirido en ebook a haberlo hecho en papel, un 47,68% (141,09 euros), aunque el ahorro es proporcionalmente mayor en los libros de "no bolsillo" (55,41%, 111,05 euros) que en los de bolsillo (31,46%, 30,04 euros). ¿Mucho o poco? Desde el punto de vista del lector, depende de cada cual; desde el punto de vista del mercado, y echando un vistazo a los últimos años, es obvio que estas diferencias de precio no han producido un vuelco, pero probablemente sí influyen en el sostenimiento de una lenta tendencia. 

          También podréis notar que, por término medio, el libro de bolsillo cuesta 9,55 euros frente a los 20,04 del resto. Un 52,43% menos. 

          Espero que me disculpéis la pequeña coquetería de haber incluido uno de mis títulos (lo cual, dicho sea de paso, me ha sido útil para situarme). 

 

Factótum – Charles Bukowski

 


 

              No sé muy bien por qué, cada cierto tiempo acabo leyendo algo de Bukowski. Lo digo porque todos sus libros son iguales: beber, follar y rascarse. Todo en un ambiente sórdido (incluido el doméstico), siempre sin un céntimo, en la calle, en el trabajo, vagando entre bares, escenarios de los que solo sale para ir a apostar a hipódromos y a los infinitos lugares donde encuentra trabajo y lo pierde a los pocos días por estar más pendiente de dormir, beber o rascarse que por trabajar.

              Sí es cierto que en todos sus libros, también en este, el lenguaje es tan claro que se leen fácilmente. También lo es que de vez en cuando no está mal «viajar» a los ambientes más o menos marginales. Y también es verdad que es raro no encontrar algunas páginas verdaderamente divertidas no tanto porque Bukowski pretenda ser gracioso sino porque los episodios grotescos son indisociables de ciertas existencias. Además, Chinaski, el alter ego del autor, es un tipo que, en general, no hace demasiado daño a nadie aunque tampoco quiera a nadie. Es un desarraigado de sí mismo y de todos.

              Supongo que lo dicho explica el éxito de Bukowski y que se siga reeditando más que aquellos, como Henry Miller, que también reflejan ambientes sórdidos pero con mucha mayor fuerza, riqueza verbal y profundidad, con los que Bukowski es comparado aunque jamás les haya llegado a la suela del zapato. Bukowski tiene una ventaja mercantil: es mucho más liviano e insustancial, su literatura es accesible a cualquiera.



viernes, 4 de diciembre de 2020

El rey campesino - Andrea Camilleri

 


 

              Pese a lo que dice la faja del libro en boca de no sé qué medio, El rey campesino no es la gran novela de Andrea Camilleri. Lo cual, por cierto, no es sorprendente, porque haber esperado a publicar «su gran obra» a estas alturas hubiera sido un disparate. El rey campesino, una más de las novelas de Camilleri situadas en el pasado siciliano, se diferencia de éstas en que se va mucho más lejos en el tiempo de lo habitual: nada del siglo XIX o primeros años del XX, donde tantas divertidas peripecias nos ha contado el autor. Se larga hasta el siglo XVII.

              La novela se inspira en un dato real, pero casi ignorado: el efímero acceso al poder (si es que puede llamarse así), en medio de ciertas algaradas, de un campesino más cercano al maleante que al líder revolucionario, un tipo cuyo parecido con el protagonista de la novela es inexistente, pues el Michele Zosimo de Camilleri es un bendito. Sin embargo, el hecho da pie a Camilleri para imaginar una historia que comienza con la del padre de Zosimo y sigue con la de éste.

              Aunque es estilo y el modo de hacer de Camilleri es reconocible en cada página, la novela no es de las mejores que escribió. Hay una mezcla organizada, pero no bien estructurada, de la mayoría de sus recursos habituales.

              Por ejemplo, las historias intercaladas que de tan breves aparecen solo a título de simple chismorreo en tantas de sus novelas, amenizan; pero en esta ocasión se alargan demasiado sin que, por otra parte, afecten a lo sustancial de la historia. Divagaciones. Otro ejemplo de recurso «camilleresco», el uso de premoniciones y hechos casi sobrenaturales que apuntan al protagonista como a un elegido por el destino y acaban mezclando realidad y fábula. En cuanto a la forma, la mayor diferencia con otras de sus obras es el menor peso del diálogo, pero sin renunciar a explicar, narrando, lo que otras veces traslada con breves conversaciones, lo cual espesa la lectura. Por otra parte, da la sensación de que esta novela ha sido escrita en varios momentos del tiempo, en cada uno de los cuales Camilleri ha variado un poco el modo de escribir según su humor o sus intereses; de resultas, se resiente el cariño que otras veces parecen inspirarle los personajes, uno de los habituales grandes méritos del autor.

              En resumen, una novela entretenida que gustará sobre todo a los incondicionales de Camilleri, pero por debajo de otras de sus obras.


martes, 1 de diciembre de 2020

Qué leer este invierno

          

          Como otros años por estas fechas y con el ánimo de dar ideas para leer o regalar, ahí van veinticuatro libros que, por su calidad, me alegro especialmente de haber leído y reseñado en los últimos doce meses. No tienen nada que ver con la lista de novedades. En el título está enlazada la reseña. 


Benito Pérez Galdós




Miguel Delibes







Julián Barnes



Alberto Moravia




Antonio Muñoz Molina




Mario de Carvalho




George Steniner



Sophie Hénaff





Pierre Lemaitre





Irene Vallejo



Carson McCullers



Woody Allen



Luis Landero



Alejandro Dumas



John Williams



Ignacio Martínez de Pisón



Eduardo Mendoza



Louise Penny



Sara Mesa



Giousé Calaciura