En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

viernes, 29 de diciembre de 2017

La muerte es una vieja historia - Hernán Rivera Letelier




                El Tira Gutiérrez es el único detective privado de Antofagasta, profesión a la que accedió tras hacer un curso por correspondencia. Lo suyo es espiar adúlteros, pero la novela se inicia con un encargo singular: descubrir al violador que actúa en el cementerio de la ciudad. Más singular es aún su ayudante, una monja interesada en el asunto porque una amiga suya fue víctima, dice, del violador.

                El detective es, como su ayudante, un mero aficionado. El caso les viene grande y actúan tarde y con ingenuidad, aunque con lógica; la hermana Tegualda es, además, una joven tan consciente de sus votos y creencias como tolerantemente irónica y ácida con las bromas de su jefe, además de voluntariosa y decidida. El Tira Gutiérrez es un hombre ya de cierta edad, comodón, un tanto torpe, sin otra aspiración que llegar a fin de mes y, como tantos, dado a la admiración de las mujeres bellas desde la posición de mero espectador consciente de sus limitaciones como don Juan. A lo sumo, se atreve a hacer alguna que otra observación que la hermana Tegualda contesta con una ironía y contundencia desalentadora, muy divertida.

                El conjunto de timidez, torpeza, buenas intenciones y pocas aspiraciones hace que el lector se encariñe de la pareja, por más que la hermana Tegualda responde tan poco al estereotipo de monja que a veces es demasiado personaje y demasiado poco persona. El tono ligero permite, además, que lo escabroso de ciertos hechos no se adueñe del paisaje. ¿Cómo no va el lector a sonreír cuando el principal sospechoso de violar en un cementerio empieza siendo un «muertito»?

   La novela, breve, divertida, con el humor sutil que rodea siempre el fracaso asumido con desenfado, contiene numerosos localismos que hacen colorido el lenguaje. Está escrita con maestría, con gran equilibrio en los tiempos y en el tono, y con una riqueza de vocabulario y un modo de expresión que demuestran que el chileno Hernán Rivera Letelier es un gran escritor. La muerte es una vieja historia aúna calidad y diversión. 



sábado, 23 de diciembre de 2017

Cuando mi sombra te alcance - Carlos Salem





                La sombra de Carlos Salem me alcanzó cuando leí Camino de ida, y ahí sigo, cobijado ahora a la sombra de Cuando mi sombra te alcance, obra que incluye dos novelas, una larga, Pero sigo siendo el rey, y otra más corta, La loca del pelo verde, que transcurre seis años después y que cierra cuestiones relacionadas con el protagonista de la primera, que no con la trama.

                Pero sigo siendo el rey es una historia magnífica en la que el humor, más vinculado al carácter de los personajes que a las situaciones -y las hay divertidísmas- se mezcla con una especie de melancolía que impregna tanto al protagonista (un detective privado, antiguo policía, un tipo duro ligeramente caricaturesco aún enamorado de una mujer de cuya muerte se culpa) como a los personajes secundarios; entre ellos, el Rey Juan Carlos, que en el momento en el que transcurre la historia aún no es «emérito», el cual aborda la vejez desde el recuerdo de una vida forzosamente extraña y desde la alegre inconsciencia de quien confía en que no hay problema del que no se pueda salir.

                El Rey ha desaparecido. El detective debe encontrarlo. O no, porque ni le apetece ni tiene ganas. Y, cuando lo encuentra, debe protegerlo de los mismos que lo buscan, porque… ¿Por qué lo busca tanta gente? Encontrar respuesta es uno de los motores de una acción, pero el principal es saber si los «buenos» van a caer en las garras de «los malos», y es que durante una buena parte el libro es una especie de «road movie» con elementos que, sin salir del humor, están relacionados con el realismo mágico. Más tarde, con la incorporación de personajes de Camino de ida, la novela inicia sus mejores momentos humorísticos, a la vez que la acción alcanza un sedentarismo en lo más conocido de Madrid que se agradece, porque, al igual que me ocurrió en Camino de ida, hay un momento en el que el temor a que los personajes se pasen la novela de acá para allá se hace presente.

                Fenomenalmente escrito, el autor juega a que sea la inteligencia del lector la que aporte lo necesario para reírse, lo cual enriquece el texto. Quizá no lo enriquece tanto esa división del libro en dos historias, aunque solo sea por lo poco habitual, lo cual se remedia con un prólogo-confesión en el que podemos ponernos en el pellejo de Carlos Salem para entender lo importante que para él es la relación con sus personajes. Para ellos más que un escritor es un padre, y por eso ha querido que su sombra protectora alcance todo lo que debe alcanzar para no dejarlos cojos.

                Digo esto porque la segunda historia, La loca del pelo verde, una sencilla trama al hilo de una denuncia aparentemente tonta, que toma personajes de la primera pero nada del argumento, permite dejar al genial detective, José María Arregui, más o menos en paz consigo mismo. Y, por tanto, con su autor.

                Un gran libro cuya lectura merece la pena, y que me ha hecho pensar, una vez más, en lo poco que se valora la calidad cuando rezuma humor. Y Cuando mi sombra te alcanza rebosa calidad y humor.



miércoles, 13 de diciembre de 2017

Recomendaciones literarias



De nuevo sin abogado ni nada, he aquí diez recomendaciones literarias. Diez libros que he leído a lo largo de 2017 y he comentado en este blog. Los diez que más me alegro de haber leído.

  Entre todos cuestan un poco menos de 150 euros (en concreto, 147,79 en los enlaces que he puesto). Cualquiera de ellos, y no digamos todos juntos, son un regalo sensacional para cualquier buen lector.

Pulsando sobre el título, la reseña.






























lunes, 11 de diciembre de 2017

Qué está pasando en Cataluña – Eduardo Mendoza




Vistos los sopapos que Eduardo Mendoza está recibiendo en las redes a cuenta de esta breve obra, tengo la sensación de que hay más personas interesadas en que se les dé la razón que en tenerla. Lo digo porque Mendoza no intenta tomar partido, sino que realiza una serie de reflexiones que poco tienen que ver con las más frecuentes en los últimos tiempos: ni habla de la evolución de las cosas desde la Transición ni, como otros, se remonta al siglo XIX para hacer recapitulación del origen del nacionalismo.

Lo que Eduardo Mendoza hace en estas páginas es algo probablemente más útil y, por tanto, más importante en estos momentos, pero también más difícil de digerir porque apela a la conciencia de cada cual y obliga al examen de conciencia y a la rectificación de lo que cada uno hacemos mal. Mendoza analiza, sin ánimo exhaustivo, la idiosincrasia catalana en lo que él entiende que afecta a cuanto está ocurriendo. Inevitablemente, también la del resto de España queda reflejada al menos en lo que a su relación con Cataluña se refiere.

El resultado disgustará a quienes buscan justificaciones para la causa por la que se han inclinado, e incitará a la reflexión de los pocos interesados en comprender antes de opinar.

Un libro que tiene una parte inquietante además de lo que ya de por sí inquieta la conciencia de que cada uno tenemos nuestra parte de culpa y, por tanto, tarea pendiente: la idiosincrasia es, en gran medida, fruto de los miedos, fracasos y complejos más traumáticos, la mayor parte de los cuales traen por causa situaciones históricas que, sin que nos demos cuenta, perviven en nuestro comportamiento décadas o siglos después. El resultado: todas las personas llevamos dentro una semilla de todo lo malo acumulado por la historia, semilla que, cuando se dan las circunstancias propicias, puede germinar arrasando lo que de bueno hayamos sido capaces de crear. El reconocimiento de esa herencia cultural que nada tiene que ver con expresiones artísticas y sí con un modo de ser a su vez consecuencia de un modo de vivir en comunidad, de los méritos y deméritos, de la asunción de clichés y estereotipos, de si el resto nos admira o se burla de nosotros, y de tantas otras cosas, es también una cura de humildad que obliga a reconocer la subjetividad de toda visión. Las sociedades, como las personas, tienen sus traumas y complejos, que son los responsables, en última instancia, de la deriva que esas mismas sociedades toman. En esa deriva influyen, a su vez, otras sociedades con sus propios traumas y complejos. El devenir de las relaciones entre las personas y entre las sociedades viene determinado por los miedos y complejos y, particularmente, por los que afectan a sus relaciones. Por supuesto que las sociedades, como las personas, rara vez son conscientes de ellos.

Una obra breve, muy distinta a cuanto he leído sobre Cataluña en los últimos tiempos, probablemente porque esta obra, más que ninguna otra, intenta, como he dicho antes, comprender. Solo comprender. No tomar partido. Es importante tenerlo claro, porque nadie sale en este retrato tan guapo como se cree.



miércoles, 6 de diciembre de 2017

Confesiones amorosas (más o menos)



Creo que la primera novela de Camilleri protagonizada por Salvo Montalbano se publicó en España en 2003. Aún tardó unos años en alcanzar aquí la fama que en Italia había logrado poco antes, ya septuagenario. Yo lo conocí en 2005, con La temporada de caza, maravillosa novelita editada por Booket que nada tenía que ver con el comisario de Vigàta. La encontré una tarde, curioseando en una librería en Zaragoza, sin haber oído jamás el nombre del autor. Si existen los flechazos literarios, este fue certero. De Camilleri admiro el cariño que vierte hacia sus personajes y el modo en que lo transmite.

Desde entonces he leído treinta y tres libros suyos (unos pocos, más de una vez) y he escrito dos novelas cuya estructura y tono están influenciados por La Ópera de Vigàta, una de las obras de Camilleri que más me han gustado. Quienes las han leído dicen que es lo mejor que he escrito. No sé si aciertan, pero me lo pasé en grande y las tengo en gran estima; si no las he publicado a cualquier precio es, precisamente, porque en la valoración que hago de ellas merecen una suerte que no está en mi mano alcanzar.

En resumen: que lo mío con Camilleri es largo e intenso.

Pero en toda apasionada relación de amor lector-autor siempre hay aspiraciones frustradas. No me refiero a los libros no leídos, que son proyecto y esperanza y no fracaso, sino a los libros imposibles de localizar. Mi cuenta pendiente con Camilleri ha sido La desaparición de Pató.

Supe de esa novela en una de mis primeras conversaciones sobre don Andrea. Alguien había leído la historia de Pató y la ensalzó. Desde entonces he pasado años detrás de ese libro. Más que agotado y descatalogado, se diría muerto y olvidado. Imposible encontrarlo. Ni en papel, ni en ebook, ni en señales de humo. Nada. En ningún sitio. De ninguna de las maneras. He pasado más de una década sin resultado. Nunca me ha ocurrido algo semejante con ningún otro libro. La desaparición de Pató no solo era un título, sino una triste realidad: no había manera de dar con el puñetero Pató. Se había esfumado como si nunca hubiera sido escrito.

Mi única esperanza era que Destino -que publicó la novela en 2002, cuando Camilleri era todavía más desconocido en España de lo que he apuntado al principio- la reeditara. O que la volviera a publicar quien fuera. No ha sucedido. Aún.

                Pero si cuento esta historia de amor no es para quejarme y ver si alguien me consuela, sino porque ha tenido final feliz.

Al amigo que hace años me habló de este libro se lo había prestado otro amigo común cuya biblioteca alcanza tal volumen que no es aconsejable irse a vivir al piso de abajo. Este último amigo, además, presta tal volumen de novelas que tiene otra especie de «biblioteca flotante» de mano en mano dentro de un amplio grupo de amigos; la mayoría de los ejemplares regresan a casa al cabo de unos años (y en similar periplo anda, por cierto, mi ejemplar de La ópera de Vigáta), pero otros se pierden por el camino. La desaparición de Pató parecía haberse consumado, literalmente, en casa de alguien indeterminado. Sin embargo, no era así. El otro día Pató asomó la nariz en las catacumbas de la biblioteca de mi amigo, y él, acordándose de las veces que he llorado por este amor no correspondido, se apresuró a prestarme su ejemplar, con lo cual, además, el vino que estábamos bebiendo paso a saber todavía mejor.
La aparecida
Desaparición de Pató

Aquí tengo ya a Pató, a mi lado. Aparecida su desaparición, espero ya el momento de leer su historia, que no será cualquiera sino cuando tenga tiempo suficiente para disfrutarla sin otras cosas en la cabeza. Pronto, porque se aproximan días de descanso.

Estáis invitados a la boda. O sea, a leer la reseña que pondré aquí mismo.








lunes, 4 de diciembre de 2017

Pon un pobre en tu mesa y otro en tu biblioteca





      Circulan hoy los hashtags #AmoLaNavidad y #OdioLaNavidad. Me reservo la opinión. En cambio, la de Ajonio es evidente. El hombre, como esos pobres que Berlanga puso a la mesa de los ricos en Plácidoestá encantado porque cada año en Navidad acuden a él nuevos lectores que lo invitan a su biblioteca. Tan agradecido queda el pobrecillo, siempre tan solo y olvidado en su asquero… digoooo en su destartalado sex shop, que en agradecimiento nunca roba nada a sus anfitriones, si no es un montón de sonrisas y unas cuantas carcajadas.

          Así que aquí lo tenéis, ya ataviado con sus mejores galas para honrar a quienes vayan a acogerlo estos días en sus bibliotecas.

          Que no os pase nada esta Navidad.