Confieso que hasta ahora no había leído nada Félix Romeo, autor
que murió en 2011 (como hoy, un siete de octubre) a los 43 años, dejando tras
de sí una influencia mayor que la extensión de su obra literaria, una
influencia basada en la intensidad y calidad de su participación en la vida
cultural española.
Resulta
complicado hablar de Discothèque
porque, para empezar, no es fácil averiguar su objetivo. La caterva de
fracasados entre lo ridículo y lo grotesco, de personajes que lo mismo pueden
inspirar repugnancia que compasión, lo al día que viven la mayoría (dotando a
la novela de un asfixiante aire de falta de perspectivas) y las chaladuras de
casi todos, forman una historia donde lo estrafalario se mezcla con lo trágico
produciendo una constante sensación de inquietud que supera, con mucho, a lo
que de humorístico pueda tener. De alguna manera es una de esas novelas donde
se muestra la lo ridículo de las ambiciones humanas y la estrechez de la
inteligencia, aunque a través de un filtro deformador que ofrece como resultado
una caricatura perturbadora.
Tres
son los personajes centrales: Torosantos, un boxeador de tres al cuarto, retirado,
que se gana la vida haciendo (cuando su físico se lo permite) tristes espectáculos
pornográficos en carpas y tugurios monegrinos; le acompaña, en la vida y en el
espectáculo, Dalila Love, una mujer que no siempre lo ha sido y que tiene un
pasado sórdido y plagado de sobresaltos. El tercero en discordia es el padre de
Torosantos, un tipo obsesionado por sus vivencias militares en Ifni, un tipo
que, además, es jugador empedernido; tanto que acaba por jugarse –y perder- la
vida de su hijo. En concreto, se ve obligado a matarlo en la cruel forma en que
fue asesinado cierto militar en Ifni, cuyo recuerdo en la novela es recurrente
hasta que se llega a saber por qué. Pero Torosantos llega a enterarse del
asunto, y la solución, “lógicamente”, es defenderse matando a su padre, como si de una tragedia griega se tratara, aunque lo elevado de los motivos nos da una idea del tipo de libro que el autor quiso hacer. ¿Quién
matará a quién?
Félix Romeo (1968-2011) |
La historia
sigue una secuencia más o menos cronológica, alternando visitas al pasado y,
también, a la imaginación. Y aunque el argumento parece circunscribirse a si el
padre satisfará su apuesta, lo cierto es que lo importante de esta obra es lo
que ya he apuntado: mostrar un mundo donde es difícil adivinar dónde empieza la
degradación y dónde la exageración, lo cual constituye una contundente crítica.
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