En este blog solo encontrarás reseñas de libros que en algún momento me ha apetecido leer. Ninguna ha sido encargada ni pedida por autores o editores, y todos los libros los he comprado. En resumen: un blog de reseñas no interesadas para que sean interesantes.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Silencios inconfesables - Michael Hjorth y Hans Rosenfeldt



Serie Sebastian Bergman, 4

        A diferencia de otras tantas sagas, que mueren de éxito, la de Sebastian Bergman mejora a cada nueva entrega, revelando –no me canso de decirlo- un magnífico trabajo de planificación unido a una escritura eficaz y apta para todos. Si los casos y el modo en que se cuentan no bastaran para hacer atractiva la lectura, la organización de la novela y el control de los ritmos, situaciones y tiempos también dan motivos sobrados para disfrutar.
En esa búsqueda de equilibrios, los autores restan protagonismo esta vez a las complejas relaciones entre los personajes de la unidad de homicidios. Por supuesto todo sigue estando ahí, y por supuesto pasan cosas, pero, como digo, en esta ocasión el hilo conductor vuelve a ser el caso concreto: el asesinato de una familia en una pequeña localidad.
No conviene leer la contraportada, pues, contra lo que suele ser habitual, anticipa lo suficiente como para destripar algo que aumentará la tensión del lector en el primer tercio de la novela. Y aunque es cierto que resulta complicado explicar el argumento sin mencionar ese algo, lo voy a intentar.
Como las novelas de esta serie hay que leerlas por orden para poder disfrutar de los misterios que vinculan a los personajes, desde antes de comenzar la primera página de Silencios inconfesables el lector está ya expectante, habida cuenta de cómo terminó la tercera novela de la saga. Qué ocurrió se sabe pronto, como es lógico, y a partir de aquí se abre el caso con los asesinatos que he citado, el desplazamiento de la unidad a la localidad y la búsqueda de datos y testigos, que da ocasión al protagonista, el psiquiatra forense Sebastian Bergman, para lucirse en su especialidad: averiguar las razones profundas de las personas, siempre expuestas con concisión, brillantez y lógica; además, Bergman acaba asumiendo un papel que va más allá de la investigación propiamente dicha y que permite enlazar esta con su propia vida. Unamos que uno de los personajes de la unidad apuntala algunos problemillas que ya dejó entrever en la anterior novela, y la típica novela en la que se alterna la narración en tercera persona con pequeños y esporádicos capítulos que ocurren en la mente del asesino –a quien una vez más los autores nos permiten conocer pero no identificar- y de una de las víctimas, y así es como acabamos devorando en un par de días las alrededor de quinientas páginas de la novela.
Novela negra magistralmente diseñada y muy bien escrita. De las que crean adicción, pero «adicción buena».


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